viernes, diciembre 22, 2006

Correos Perdidos



I

Eres la mujer que miraba el horizonte en antiguas mañanas
En busca de una mano que nunca llegó
Por eso fuiste sembrando geranios en tus días,
Incendiando atardeceres con tu llanto
Para secar después al viento
Tus vestidos de papel.

El tiempo te enseñó a jugar con tu tristeza
Aguardando la sombra
De quien nunca llegó.

Mordiendo
En el oscuro silencio de las tardes
El vuelo anaranjado de las golondrinas

Por eso en esta tarde fatigada
Extrañas las ruinas humeantes de tu ayer

Ahora que mis manos
Se siembran en las tuyas como viejas raíces

Ahora que la tristeza
Es un ave espantada por mi voz.


II

Después del invierno
Las polillas caían abatidas por su pena en las entradas de las tiendas
Morían pisoteadas por el apuro
De la gente
Que con las manos en los bolsillos
Mordía el frió de la noche.

Y nosotros aguardábamos
Mirando la lluvia deslizarse en nuestra propia noche.

Pocas cosas son distantes
Cuando tus manos toman mi angustia
Mientras tomamos un taxi
Para ir a ninguna parte.

Para descubrir que el universo
Es un silencio escondido entre tus ojos.

III

Para ser libre até mis ojos a los tuyos,
Para descubrir que mi historia es un laberinto
Del que no quiero salir

Los barcos de papel de este aguacero han naufragado una vez más
Tu recuerdo es el tripulante de esta pena

Navidad sin ti
Navidad antes y después de ti
Navidad dentro de ti
En mi propio naufragio
Ahogado de silencio.

Una sirena a lolejos
Anuncia días tristes
De enmiendos cotidianos,
de nuevos silencios
menos largos
que aquellos que nos dieron al nacer.

Una araña se descuelga desde el techo
Sobre tu pecho desnudo
Y sus ojos anuncian
El regreso del amor
Y de los insectos en la batalla.

jueves, diciembre 07, 2006

Segunda Historia de Karim

Igual que un reloj de arena
El tiempo se nos fue acabando

Y nos dimos cuenta cuando habíamos doblado una
Esquina

Amada, con mis tardes de lejanía
Tanto aguardé este tiempo para incendiar las flores de un
Sepulcro

El tiempo va a llevarte de la mano
Por donde los dobleces de la vida nos llevaron
Y harán que volvamos a encontrarnos con el rostro
Envejecido

Tejiendo poemas en un rincón de la vida a solas
Aguardando los crepúsculos que fatalmente ya no han de
Llegarnos,
Curando las heridas de viejos amores que arañaron
Nuestra tristeza
Cuando creíamos que estábamos ya muertos y nos
Disponíamos a morir.

Karim, tu seguirás encontrando a Dios en el pan de cada tarde de domingo
Yo, lo seguiré buscando en los suburbios de ciudades
Desconocidas.

En Bagdad entre cadáveres ausentes por el hambre de los tiranos
O en una calle de Lima junto a los vendedores de ketes
Junto a los morenos que cargan el anda del Señor de los
Milagros.

En las balas fratricidas del camarada Javier, en su pecho,
En sus manos

O en una quebrada en Bolivia donde cayó Ernesto
Guevara
Cuando los siglos eran limpios
Y los batracios reinaban el agua que hoy bebemos con dulzura
En esta sed espantosa que nos hace llorar.

Tú caminarás Karim por valles de asfalto cada vez más tristes
Entre luces de Neón hasta llegar a tu trabajo
En alguna farmacia en donde vendan aspirinas y
Decadrón
Y te acordarás que te gustaba el otoño por sus flores
Secas que el viento mecía.

Te acordarás que a las cuatro de la tarde de un día de diciembre
Vimos a un muerto envuelto en una bandera azul,
Que la gente daba vivas porque decían que no había
Muerto

Aunque sabíamos que su ataúd era su última ausencia.
Después que otros otoños nos hayan golpeado
Cuando descubras que tu hijos tienen otros nombres
Y que vives en otra ciudad
Te olvidarás que una tarde cualquiera enjugaste mi llanto
Sentada a una banca a la que nunca volverás
Con esa sonrisa de niña que juega a media mañana
Con una flor seca que ya nunca más tendrás.

Yo para entonces me habré llenado de años
Quizás otros caminos me hayan devuelto al silencio
Ya no podré gritar que te amo
Ya nadie murmurará lo que siento.

Quizás para ese tiempo sólo tu recuerdo me llame
Y me encontrará escribiendo la historia de Karim.
En un rincón de la casa mientras mis hijos duerman
Y las estrellas de un recuerdo me digan distantes
Tu nombre…. Karim, karim.

sábado, noviembre 18, 2006

Me gusta el olor de las librerías


No me gusta el olor de los hospitales
Las batas blancas y pasillos
Acaban deprimiéndome
Siempre.

Los pisos vinílicos
Con sus desgastes continuados,
Con sus huecos perseguidos por rutina.

No me gusta amarte con tus ojos puestos en tus pacientes
Ni con tus historias clínicas.
Prefiero mis historias
Sin cifras ni corticoides
Prefiero el olor de las librerías
Y de papeles
Ellos son más humanos que los niños que traes a diario al mundo.

A este mundo más salvaje cada día.

No me gustan los hospitales ni sus puertas carceleras
Ni las angustias que los transitan en cotidiano
Ni tampoco la sonrisa de esa mujer que cobra en la caja
Y que cobra las heridas por adelantado
Y que cobra las “altas” por adelantado

No hay mucha diferencia entre estar preso y estar enfermo
En ambos se vive un encierro
Involuntario
Por eso no me gusta olerte cuando regresas de traer niños al mundo.

El olor del quijote es más humano que el de la penicilina.

Por eso obstetriz amada
Tengo miedo de acabar enamorándome de la chica triste
Que vende en esa vieja librería
En esa donde compramos Hola y Buenhogar
Y ese aburrido diccionario farmacológico que me deprime mucho más.

Una librería es más humana que una farmacia
En la primera se vende medicina para el alma
En la farmacia frascos de esperanza.

Por eso la gente entra feliz a las librerías y angustiada a las farmacias.

No me gusta el olor de los hospitales
Porque algo de muerte hay en ellos
Blanca, negra aséptica hondonada de silencio y amargura

Prefiero tu mirada limpia en la mañana
A esa en que las palomas se despiertan sin angustias
Blanca, blancas, como tu bata de hospital.
05/11/06

jueves, junio 22, 2006

CARTAS A EDITH



Hasta la distancia inquebrantable de tu tumba...


PRIMERA CARTA A EDITH

Edith,
Te habría amado toda una vida
Con mis dedos hundidos en la tierra
Como raíces milenarias de los pueblos,
Pero no tuvimos tiempo
Y tu sangre
Se hundió en la tarde, tu boca calló los versos
Y en tu corazón se hizo el pan
De tardes nuevas.

Te habría besado en la boca Edith,
Un niño habría caminado
De la mano de tu risa,
Pero no hubo tiempo
Ni siquiera hubo tiempo para conocernos,
Por eso hoy te escribo estos versos
Que te buscan en el recuerdo
De la hierba silvestre
Que hoy crece sobre tu muerte.

Te habría amado para siempre Edith
Te lo digo en medio de este invierno
Que me duele,
En este pueblo que sangra diariamente,
Pero apenas nos dieron tiempo
Para volver en el vaivén incesante
De nuestros días solos.

Te habría amado eternamente Edith,
Eternamente hasta dibujar tu sonrisa en las piedras.



SEGUNDA CARTA A AEDITH

Hubiéramos caminado entre abecedarios
De tiempo
Sembrando en la tierra geranios y retamas,
Te habría hecho una corona
De laureles y retamas
Y en la larga noche
Hubiéramos liberado a las luciérnagas de sus prisiones.

Pero los hombres llegaron antes Edith
Para arrancar las moras de los días
Y nos enseñaron a jugar a la guerra
Con moras rojas
Y las calles se hicieron más largas
Cuando una colina de musgo
Sepultó nuestra inocencia.

Te hubiera entregado mis versos
Para hacer un puente hasta la otra orilla,
Te hubiera amado como se ama a una estrella
Azul y lejana, en el cielo y con el alma.

Pero nos separaron Edith
Y hoy te recuerdo
Con esa sonrisa de flor junto al camino,
No dejaron que te encuentre
Por eso ahora que estás muerta
Te lloro y te escribo.

Para que sepas que te habría amado toda una vida
Con mis dedos hundidos en la tierra,
Con mis manos hundidas en el pueblo Edith,
En nuestro pueblo, mi tierna Edith.



TERCERA CARTA A EDITH

Fuiste otoño derrumbado
Sobre caminos polvorientos,
Pero tus pasos fueron un vuelo de mariposa
Atravesando las montañas.

El hambre de los niños tomaba tus cabellos
Y tus manos aplastaban flores frescas
Para pintar tus labios rojos
(niña blanca y transparente)
Yo entonces te buscaba en la vigilia
De poemas inacabados,
Entre cárceles sembradas de inocentes,
Entre el aroma de la hierba
Que crecía sobre tumbas nuevas.

Tu sangre Edith
Un día se regó sobre la tierra como una lluvia,
Pero ese invierno no era bueno
/Inocente pájaro sin madrugada/

Mis manos llegan hasta ti cuando acaricio la lluvia.

Otros caminos
Van a llevarnos a perseguir mariposas.
La bandera de tu amor
Se agita en este llanto.

No voy a olvidarme de tu vuelo
Paloma blanca,
Mis brazos llegan hasta ti Edith
A esta hora que tu sonrisa resucita en mi recuerdo.



CUARTA CARTA A EDITH

De repente abro viejos papeles para buscarte,
En el aroma de las flores rojas de geranio,
En un minero sin voz
Que cruza solo, una calle de Hualgayoc.

Te había hablado de mi pueblo
Lleno de casas de adobe y techos de paja,
Viejas puertas enlutadas cada semana.

Edith
Te dije que las piedras azules
Eran un camino largo al cementerio.

Esta noche que te escribo
Sigo recordando tu sonrisa detenida en el tiempo.

(Que ganas de buscarte en el ayer
Para ir a amarte
Llenar mi alforja de pan y de flores
Y de una piedra si es preciso
Para que nadie persiga tus pasos por la hierba)

De repente abro mis manos para buscarte,
Te busco en mis uñas, en una cicatriz de infancia
Y en esta piel como si fuese un mapa,
En mi propia piel envejecida.
Estoy en Hualgayoc ahora Edith,
El pueblo que nunca conociste
Excepto por esta carta,
Porque nunca es tarde,
Porque pudimos estar los dos bajo la lluvia en este instante.



QUINTA CARTA A EDITH

El río baja rodando angustias
Aquí no crece la retama.

Pero aquí Edith
En mil setecientos ochenta y dos
(Después que mataron a Túpac en el Cuzco)
Vivió un cacique triste
Que los hispanos secuestraron por temor.
Guamán Cayotopa
Tenía frío en las alturas y en las lluvias.
Dos de sus hijos nacieron en este pueblo
En Gualgayoc
En Micuypampa
Aquí donde no llega el calor de ninguna tarde.

Algo de esa historia se sacude en este pueblo
Sobre viejas paredes derruidas
Bajo enormes aldabas,
Algo que se desliza por el pasado
Como una sombra rota entre las piedras.

Por eso Edith,
Entierro mi pasado en este pozo de flores salvajes
Sin retamas ni geranios. Tu sombra llega desde lejos
A esta pena deshabitada
Ya no van a herirte las palabras de los hombres.

Nadie va a lastimar tu recuerdo
Mientras mi palabra se agite como una espada.



SEXTA CARTA A EDITH

Edith, he tocado una puerta vieja para buscarte
Entre los viejos maderos de su historia.
Las hormigas también cargaban los tallos y hojas
El día que te abandonaron muerta
Sobre la hierba y la tierra.

Las heridas dejaron de sangrar
Cuando tu sangre humedeció las piedras.
Los perfiles de tu palabra
Fueron llevados por los gorriones
Ese fue el olivo de la esperanza
Para una barca que te aguardaba cerca.

Voy a dibujar tu rostro
Con el barro de los caminos
Con la tierra y con el agua de los pueblos.

No tuviste tiempo
Para planchar las arrugas de los días
Que envejecían como amarillas escrituras
Guardadas en el rincón secreto de la casa.

No dejaron que te despidas
De los días de eneros que amabas.
No dejaron que mis brazos
Amen tu silencio de paloma.

Por eso escribo esta carta triste para buscarte
Frente a una puerta de madera envejecida
Porque sé que lanzabas pan a las palomas
Que surcaban el cielo de la patria
De nuestra paria hoy menos blanca.



SEPTIMA CARTA A EDITH

Habitamos calles vacías
Llenas de muerte.

Habitamos la tristeza de los inviernos
Que brotaban de las mañanas en décadas amarillas.

Nuestros hijos
Nos miran desde ventanas enrejadas
Desde las que nunca nacerán
Y los hijos de aquellos que se llevaron sin retorno,
Sin piedad,
De aquellos que rodaron sus pupilas
Al mañana inacabado de la sombra.

Habíamos habitado antes una casa vacía,
Casi muerta
(Las casa mueren de Soledad Edith
Y de olvido como algunas tumbas
A las que no les llega el recuerdo
Y los días las cubren de tristeza)

Habíamos habitado una casa sola,
Ajena
A la que solo nuestro canto silencioso
Llamaba
Ahora que cae la noche
Me acuerdo de tu rostro en el perfil del tiempo
Mientras una estrella fugaz
Cae a mi corazón de niño.



OCTAVA CARTA A EDITH

Para ti he desvestido los días
Y he tejido mis insomnios en noches estrelladas
Y he dibujado
En aguados cielos
Tus pupilas rebuscando en las praderas la mañana.

Para ti recogí las hojas secas que los días
Arrastraban en bandadas a tu tarde,
A la hierba fría que hoy retiene tu aliento
En una cerca de geranios blancos.

Por ti he visto arder el mundo en el invierno
En llamas fugaces de madrugada.

Por ti he perseguido a los caminantes
Hasta los campos donde crecen los recuerdos.

Y para ti
Entierro mis manos en la tierra
Donde el pueblo siembra siempre su tristeza.








sábado, junio 17, 2006

LA DANZA DE LAS HIENAS


Hemos perdido aún este crepúsculo
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
Mientras la noche azul caía sobre el mundo

…¿Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
Cuando me siento triste, y te siento lejana?

Pablo Neruda.






I

El aullido de las hienas despertó mi corazón
Cuando llovía en tu regreso.

El canto de un ave salvaje
Se perdió tras los huracanes de tu pena.

Y los jardines de la noche aguardaban a que volviésemos
A hundirnos en sus charcos.

El mar no pudo sumergir toda la pena
Que los días arrastraron a mi costado.

No pudo ahogarte el olvido que bebí como un veneno.

No pudieron los crepúsculos olvidar nuestras siluetas
Mordiendo las gargantas de la vida.

Si después, cuando regreses,
No vayas a encontrar mi voz en mi garganta,
Si no hallases mis ojos en sus cuencas aguardándote,
Si no vuelves a encontrarme como ayer.

Y palomas heridas te persigan

Y hienas salvajes te circunden en una danza mortuoria
Con sus ojos luminosos como faros de Belial


Mientras sus risas caigan al polvo de los reptiles.

Acuérdate de mí como ayer.

Acuérdate que en mi corazón germinó la semilla del amor.
Sólo así las gaviotas que me secuestran me liberarán.

Sólo así el viento desatará
Mi cautivo corazón para siempre.

La danza de las hienas no podrá tocarte
Mientras guardes en tu pecho la espera de los parques
Y vuelvas como ayer con tu inocencia
A persignarse en los templos o al cruzar la calle.

La danza de los años no va a lastimarte
Mientras bebas el agua de mis manos
Y a media noche liberemos las estrellas de las osas
Sin mediar batalla alguna.

Sólo mi amor como un puñal puede cortar las cuerdas que te atan a esta pasión.






II

Seis de la mañana al filo de la vereda
No me acostumbro a tu nombre.

Voy a renegar una vez más y estoy cansado.

Voy a abrirme las venas para ver mi alma.

Cuando vuelva a caer la noche
Besaré otra vez la foto del silencio
Que tengo en mi pecho herido.

Después de ti mi vida se perderá por un camino largo
A donde sólo las hienas se atreven a seguirme
Para ver que extremidad pueden morderme.

Después de ti mi cuerpo desnudo alimentará a los
rapaces más queridos de la pradera.

Después de ti mi sombra se hundirá en la nada.

Sé que están aguardando en las praderas
Al día en que me quede dormido
Para llenar mis cuencas con el grito de sus risas.





III

Sólo tu voz voy a llevarme
Por el camino.

Cuando el viento de agosto golpee tu rostro
Hasta dolerte.

Sabrás que mi voz no era mentira
Y que mis ojos ausentes de los tuyos
Ven inviernos nuevos en el alma.

De ti brotó mi vida una mañana
Como una catarata de angustia hasta el vacío.

Mientras te busco en el río inútil de los días
Tardes amarillas devoran mi corazón
Como un nido de abejas.




IV

La vida es un puñado de días muertos, me decías
Y el viento se llevaba tus palabras
Por paisajes pintados por el miedo,
Dios no tuvo tiempo para oír tu voz

Dios nunca tuvo tiempo
Desde que adán mordió el anzuelo de los días.
/Fue ahí cuando Dios encontró el pretexto para abandonarnos/

La vida es un puñado de felicidades muertas, me decías
y yo sabía que te amaba.

Se derrumbaron los silencios y el enero
Y yo sabía que te amaba.

Las hienas se reían de mi pena
Y yo te amaba.

Los eneros se derrumban con el tiempo
Los febreros agonizan en tu beso.

Cuando haya partido, mi voz trepará
A las cavernas del cielo
Y los eneros ya no me buscarán para escondernos.



V

En tu vientre crecieron las enredaderas
Que vararon en la blanca espuma del deseo.

Fueron los días, solamente.

Fueron las olas colgadas de la espera.

Fueron tus ayes colgados de mi garganta
El último crepúsculo de mi voz.

Yo, como a todo, a ti también te llamaba en mis noches de vigilia.

De ti se descolgó el universo cuando el dios que lo tenía sujeto de una telaraña se quedó dormido.

De tus manos de barro y días cayeron mis tardes como un puñado de maíz lanzado a las palomas.

Mientras en tu vientre crecían mis días solos, soleados,
Perseguidos, llenos de nervios.

Corrían las aguas turbulentas de mis amores.

Y yo también, al igual que tú sabía que rescatar la vida era imposible.


VI

Naciste un día como todas, con el llanto desteñido,
Tu casa era un laberinto azul
Al que tus ojos se asomaban a ver caer las tardes,
Nadie te dijo que la vida era una larga batalla,
Nadie te dijo que la vida era una batalla inacabable.

Se burlaron de nosotros las estrellas
Y fugaces meteoros se hundieron en el mar avergonzados.

El maná nunca llegó a nuestras bocas hambrientas.

Dios nos miraba desde su distancia altísima
Sin perdonarnos el pecado de ser hijos de sus hijos.

El gran abuelo nos dejó en el mundo vendiendo golosinas
En las esquinas de las calles.

Y nos envolvió en una sábana blanca sin darse cuenta
Que aún estábamos vivos.

Naciste un día en que el sol se había marchitado
Y yo te esperaba preocupado,
Sin saber si me hallarías.

Hasta que un día floreció en tu vientre mi cansancio.




VII

Cuando el amor emerge como una madrugada
El corazón se vuelve un puñado de sangre.

Tú huiste con los venados del alba
Cuando el frío rocío de la mañana aún no despertaba.

Y las viejas beatas contemplaban con envidia
Tu feliz azul mirada,
Te miraba con envidia la mañana
Y llevabas en tu vientre el torrente tibio de mi alma
De mi voz,
De mis palabras perseguidas por la nostalgia.

Huías de la mañana como huyen las estrellas cuando llega el alba.
Huyendo/
Prisionero me quedé en la cárcel del vacío.

Y el amor se marchó como una blanca paloma
Perseguida por las piedras del murmullo.

Mañana cuando regreses con las llaves de mi prisión
Te estaré esperando a la sombra de tu adiós.





VIII

De ti vinieron las tardes
Trayéndome otros caminos.

Yo no sabía que cantaba para ti
Cuando ayer rompía las madrugadas.

Yo no sabía que en una esquina de enero
Íbamos a bebernos la noche.

Sí después, Rosa triste de mi tarde
Vientos otoñales marchitan tu corazón
Y lo arrastran al panteón de los días.

Sólo allí cerraré los labios y mi canto,
Sólo allí sucumbiré sin batalla,
Sólo entonces coronaré mi frente con tus ayes.

Mientras tanto
Sigo cantando con el viento.





IX

Por ti detuve el tiempo en la palma de un niño.

Por ti anidaron las gaviotas en mi corazón
Cuando estaba años deshabitado.

Por ti viví entre las arañas como un insecto disecado.

No sabía que el tiempo vararía mi felicidad
Como un trozo de naufragio que el mar arroja
A una isla desierta.

Cómo imaginar que los vientos del sur
Te arrancarían de mí
Como una cometa que se pierde en la distancia.

Hoy un nudo de pena ahorca mi garganta
Cuando me acuerdo de ti.

Por ti tomé una espada, me volví pirata
Y abordé mil tardes
Antes de decapitar sus seis de la tarde pensativas.

Por ti me asomo a los balcones diariamente
A ver si un mendigo te trae entre sus palmas tibias
Y
Nada.




Por ti me asomo a los aguaceros para preguntarles si no te traen en sus cantos
Y
Nadie te ha visto con tu traje de tristeza y tus ojos vacíos.

Le pregunto al silencio que sabe de ti
Y no sabe responderme.

Hoy que dan las seis en esta tarde hermana
Los luceros lentamente surcan el firmamento
Como perros que persiguen la luna
Y nadie sabe que ha sido de tu marchito corazón.





X

Mañana cuando el tiempo nos haya acorralado
Y no tengamos en el pecho la tibieza de de ningún amor
Y los hijos nos juzguen desde sus ventanas
Mientras el sol llegue a nuestros ojos pensativos

Vas a acordarte de mi voz.

Mañana cuando las risas sean una vieja melodía
Inexistente
Y haya trepado por nuestros cuerpos la enredadera de la vejez.

Vas a acordarte de mi amor.

Mañana cuando apenas la sombra nos acompañe para mostrarnos que hemos envejecido
Y los insectos detesten nuestra piel por su corteza
Impenetrable.

Vas a acordarte de este abril.

Y aún cuando un hoyo nos sumerja en el negro intenso de su interior

Y todos se marchen dejando regadas las rosas que amábamos

Vas a acordarte que en el patio azul de mi amor se enterró tu corazón.





XI

Hoy es jueves, afuera el aguacero canta himnos de amor

El amor que te circunda es un barco de papel
Cuidando tu solo corazón.

No hay jueves sin dolor, jueves nací
Agonicé años después largas madrugadas.

Mañana iremos al limbo para amarnos.

Mañana vamos a preñar la mañana de felicidad,

Y si los lagartos espiasen nuestros cuerpos desnudos
Alborotando el silencio de gemidos
Vamos a escondernos en el vientre del mundo
Como dos raíces ahogadas,

A donde sólo llegue la voz de los días.




XII

No te perdono el haberme querido.

No te perdono el incendiar mi corazón como un Nerón
Cuando más te amaba.

Voy caminando
Guerrero herido y cansado/ voy llegando a mi aldea.

Los pañuelos del retorno se agitan

¿A dónde volveré si tu no estás?

No te perdono el haberme querido.

No te perdono el haberme abierto el corazón
Con un puñal de adiós
Y haberme abandonado en medio del otoño.

Mañana me voy a olvidar de ti.

Mañana desertaré de tu amor para siempre.





domingo, junio 11, 2006

VENTANAL NOCTURNO AL VIAJE DE CAIN


A ti, que a esta hora debes habitar algún suburbio.


1


Después de la tarde,
Entre tus manos las avenidas se hacían pequeñas
Para el regreso,
En el centro de la casa había un hoyo de soledad que reflejaba
Un mañana sin mañana
Y las moscas desde la ventana contemplaban los últimos días del hogar,
El ruido inmediato,
Desposeído,
Se apoderaba de los rincones donde las arañas dormían el último invierno cálido de ayer,
Unas flores sobre la mesa
Desataban el recuerdo del jardín ya sin fragancia
Y un frasco de Nescafé casi vacío como nuestras vidas
Meditaba seriamente sobre su jubilación adelantada.

Para el último recibo de luz sobre un mueble abandonado
La sentencia definitiva le había sido dada
Y la poca luz de los días de aquel setiembre
Ya nadie nos facturaría nuca más.

El perfil de las tardes de aquel entonces
Llegaba como un incendiado crepúsculo desde el oeste,
Nuestras sombras alargadas por la pena de lo irremediable, surcaban infatigables las últimas horas del hogar.
Por eso la navidad fue tan vacía en aquel año
Y tan insípido el amarillento año nuevo
Porque los días sabían que sería el último en que tu aliento acariciara mis noches
Por eso el cartero cansado de golpear tantas veces sin encontrar a nadie
Se cansó al ver las tardes vacías
Y decidió regresar jamás.

Nuestro ayer ya había sido llevado a otra casa vacía
En una tarde de ausencia
Con nuestras últimas maletas para siempre.
En el lugar de la malva, florecía un macetero vacío
Y en los cordeles de la azotea
Nuestras tardes de enero estaban ahorcadas sin retorno.

Por eso cuando veo que el invierno atraviesa de nuevo las tardes
Frente a un frasco de Nescafé casi vacío
Me acuerdo de ti
Y de los últimos días
Y persigo a las moscas para olvidar tus ojeras.



TE FUIS AGITANDO DE VERDAD TUS NEGRAS ALAS DE MENTIRA

6

Te fuiste agitando de verdad, tus negras alas de mentira
Sabiendo que los días
Con su paso inexorable
Otros rostros traerían a callar mi angustia,
Y así fue
El cartero no encontró a nadie
Cuando fue a entregarme tu adiós
Yo habitaba ya lejos de distancia,
Tan cerca de la calle más larga
Donde años antes mirábamos las osas
En nocturnas veladas
Otro rostro ya
Había llamado a la puerta de mi estancia
Entre los libros amarillos que pude rescatar antes de mi destierro.

Otro rostro ya
Dibujaba sonrisas en mi noche,
Entre las rosas muertas de un ayer desdibujado en la ventana
Mientras tú volabas
En otras tardes, sobre tu exilio ausente

Yo para entonces ya no te amaba.

Yo para entonces comenzaba a olvidarte.

Yo para entonces en medio de un suburbio

Empezaba a habitar el otoño con mis pies descalzos,
Con mi mudo silencio,
Otro rostro apareció en mi noche,
Pero tú
Te fuiste agitando de verdad tus negras alas de mentira

Cuerva casi amada
Que a esta hora después de tanto tiempo
Como una sombra has venido sobre mi recuerdo,
Que aún después de tantos inviernos
Aún me llegan plumas negras
De un vuelo circular y lento
De tu agitado vuelo de verdad de tus negras alas de mentira.






EL MAUSOLEO DE JINNHÁ
12



En el mausoleo de Jinnhá, eternamente inacabado, yo recogía mujeres de la calle
Como un herramientero atroz que recoge las hojas del otoño
Vestidas de tristeza,
En medio de la lluvia cuando los transeúntes retornaban a su hambre
A beberse un café tibio en el rincón de la casa.

Tú ya te habías marchado con tu amiga cargando una maleta llena con mis tardes,
Ya el vecino me había advertido que no volverías hasta la media noche más dos
si es que volverías.
Y así fue
Cuando llegaste eran las dos,
Tu rostro iluminado por la noche de mi silencio me anunciaba un amor cálido y secreto
Ya te habíamos perdido y ella lo sabía mejor que nadie,
Ella te había ganado y lo sabía mejor que nadie,
Nos habíamos quedado sin ti y lo sabíamos mejor que nadie.

Por eso con nuestro hijo cada tarde jugábamos a la saperis
Para engañarnos que éramos felices
O leíamos a Rushdie intentando vivir en la india aunque sea sólo para olvidar
Que nuestra casa en un segundo piso estaba quedando cada vez más sola
Y llenándose de angustia.
Tu madre, una tarde, llegó con un cordón umbilical atado al cuello
Su última muerte estaba fresca en su garganta,
Un perro la olfateaba intuyendo un hedor que anunciaba carroña.
Su último nieto desesquematizaba la economía del nuevo padrastro y prefirió sentenciarlo,
Antes de ver la luz acabó en un desagüe como tantas veces, como tantas otras tardes,
Con tantos otros nietos inoportunos,

Menudo prontuario el de la doña.

Yo recogía mujeres en la puerta del mausoleo de Jinnhá
Y olía a coñac
Debo reconocer que más de una vez retorné ebrio a casa a media noche
y que otras veces no regresé hasta el día siguiente
Pero en toda esta historia fui más feliz que la doña por que no maté a nadie,
Fui más bueno que tu amiga porque no te hice el amor en hoteles de quinta
Y fui mejor que tú porque no te engañé más que con una mujer,
Aquella que recogía cada noche en el mausoleo de Jinnhá, eternamente inacabado,
Y Hoy ya casi olvidado.


Casa sin nadie
9


Dentro de la tarde
Sobre la mesa un llavero olvidado
Yace de ausencia.

Inútilmente espera la cerradura de alguna puerta.

Una mosca atraviesa el salón más cansada que ayer
Intuye su próxima muerte al borde de la cortina,
Los autos atraviesan la calle con angustia de agosto,
El viento más fuerte a esta hora
Golpea las ventanas con tristeza

Dentro de la tarde
Hay unas horas
Antes de que los regresos crucen la ciudad interminable
Y los buses cruzan llenos de gente
Sin ningún destino, sin ninguna orilla

A esta hora la angustia
Atraviesa mi garganta
Como una espada de pena
Que pese a todo no a de matarme
Y cuando dan las diez el miedo crece,
Miedo de llegar a una casa sin nadie
Con las ventanas abiertas y el vacío en el aire.


No te odio porque el amor es un sentimiento
Y yo por ti ya no siento nada


10


Te había esperado toda una tarde
Aún sabiendo que nunca llegarías…

Los otoños sólo arrastran hojas secas
El tiempo sólo poemas amarillos.

Debe ser por eso, que hoy casi catorce
Tu sonrisa desdibujada ha vuelto.

Cruzó el umbral de mi mañana
Y tus ojos se asomaron
Por un patio menos azul
Ya no existes en mi angustia,
Es decir,
Ahora eres la sombra muerta que el recuerdo a veces resucita
Como resucitan los rostros de ayer
En algún álbum lleno de fotografías.

Eres la página ya leída de un libro cerrado para siempre
De amarillo recuerdo,
De aroma olvidado
Como mis lecturas de poemas del ´60
(Cuando las aguas de este río
Eran gota de lluvia en la memoria)

Yo sigo creyendo a esta hora
Que los eneros son diciembres con trajes de tristeza.

Yo sigo persiguiendo a las mariposas
Y aún cuento los silencios
En los rostros de los hombres.

Sigo escribiendo en el aire las historias de los hermanos Grimm,

Sigo creyendo en la justicia de los hombres,
Y aún sigo pensando que los duendes habitan los hornos y los higos.
Y cada vez que soñamos las hadas nos transportan en sus alas
Al mundo de los sueños.

Como ves no he cambiado
Por eso aún me acuerdo de ti.

Ahora que creía haberte olvidado
Las palomas del recuerdo
Han venido con sus tristes mensajes
Para hacerme recordar que te has marchado.

Hoy casi cumpliríamos quince años de amor
Ahora en cambio sólo cumplimos
Quince años de desamor,
De perseguirnos entre juzgados y silencios.

De buscarnos heridos,
Abandonados
De encontrarnos a solas donde nadie puede vernos
Como aquel día
En que por última vez hicimos el amor en la casa de tu madre.

Como vez… yo no he cambiado
Tu amante ya no me busca para quebrar mis ventanas
También ella se ha cansado de perseguir a mi sombra.

Esa sombra que hoy se desliza
Tras la noche fría de este jueves
Ahuyentando a gritos tu recuerdo.

Con un traje de perro y una mancha en la frente
Caigamos a la profundidad de los papeles,
A la ira de las palabras encadenadas,
A manifestaciones tenazmente difundidas
A sistemas envueltos en amarillas hojas.


PABLO NERUDA.


EXPEDIENTE

Con un traje de abandono entre las calles, subiendo y bajando escalinatas,
Descendiendo otra vez hasta el día siguiente.

Y los gritos horrendos de un bebe muerto en medio de la tarde.

Pasillos silenciosos de hospital y de denuncias, negando lo negado.

Un testigo de Jehová vocifera mi nombre con amargura pegado a la pared,
Para no ser visto por Dios,
Dios ha empezado a odiarlo mas que yo por negarme ver a mi hijo de cinco años,
Mi hijo de cinco años esta llorando a la distancia por no verme
Yo he llorado siglos desde su ausencia.

Una jueza entra y sale examinando la condición humana de estupidez humana
Relee papeles amargos llenos de mentiras y de horror ydeduce que es estúpido todo eso y mas

Ellos quieren asesinarme, desde frente,
Mi naturaleza extendida los precipita por un abismo de ira,
Anatemas del alma, miradas envejecidas por la amargura y el odio.

Yo apenas, una sonrisa, una vida, una ausencia, una verdad.

La tarde persigue a las horas fugitivas
Un expediente bajo el brazo del secretario anuncia que no he muerto,
Unas firmas al final anuncian una tregua.
Un desespediente bajo el brazo se marcha por los mismos pasillos
Y nosotros tras él deshumanizados marchamos hasta la siguiente citación
Que llegará con hedor a mentira
Ahogando la mañana y los cristales rotos de la ventana sin sentencia
Abrazarán a la tarde como siempre.

El hijo de cinco años dormirá a la distancia, hasta que sus captores decidan liberarlo
Mientras fabrican expedientes para mentir que tienenrazón
Y Dios desde el cielo los mirará en silencio.

Y el domingo de puerta en puerta predicarán la palabra de Dios.


Hunden sus manos en el asfalto de la mañana mientras ensayan sonrisas,
Las puertas se abren y vuelven a cerrarse, no se quiere más mentiras sobre nadie,
Ni de la virgen María, ni del padre violento, el viento también huye a otras praderas.

Solo las moscas se acercan por el hedor de sus caminos
Pero no les interesa las guerras con santos, ni oir mentiras sobre el Papa, ni el estilo barroco,
Por eso también se marchan con el viento y los pajaros vuelan mas distantes cansados de mentiras.

LA BALADA DE LOS INSECTOS



I


Nos robaron los ojos
Mientras dormíamos
Y los arrojaron a un lago.

Nos robaron la palabra
Y empedraron calles y avenidas
Con los cráneos del otoño.

No nos dijeron nada
Simplemente
Las enredaderas treparon nuestras gargantas
Y bandadas de palomas nos trajeron la noticia.

¡Y cómo creer en la resurrección!
Si ni siquiera nos sabíamos muertos
Hasta que el perfume de los geranios
Llamó a nuestras tumbas.

Nos robaron la tarde
Y mil palomas sucumbieron en el vuelo.




II


Desterrados estamos
En nuestra propia tierra,
Y el otoño
Ya no sabe igual
Al otoño del ayer
En que sentados a la mesa
Éramos todos felices
Y después;
De nuestras manos humanamente tibias
Brotaban historias larguísimas.


Hoy las batallas nos aguardan
Tras los verdes helechos
A donde la luz de las lámparas
No puede alcanzarnos


Y
Si
Llegaren a matarnos,
A arrancar nuestros dientes
Y nuestros ojos
Volveremos en la noche
Cuando estén dormidos
Simulando ser arañas
Con los ojos grises
A terminar de ver crecer los enjambres
Y ver caer las torres
Como cae hoy la sombra
En esta tarde de silencios.

Volveremos con el otoño
Simulando ser el viento en la batalla



III


Ha llegado la hora
Este es el momento
Mariposas amarillas nos aguardan
Para llevar nuestros cadáveres al cielo.

No te rías hermano,
Hay espuma más allá de los cristales,
Donde los anfibios
Aguardan nuestra victoria.
Allí
Donde mil escarabajos sucumbieron sin batalla

Ha llegado la hora de enterrar amores
Para vivir dignamente.
Nuestras risas al final de la batalla
Coronarán la angustia
De las madres.

No puedo decir más
A esta hora en que se ha marchitado
El corazón del mundo.



IV


Mañana moriremos
Y partiremos
Sin habernos despedido.

Por eso es preferible
Tomar una taza de cedrón
/Hoy
Aún que queda tiempo /

Y
Fumarse un cigarrillo
En una esquina,
Mañana moriremos
Y el silencio
Saboreará nuestros huesos
Blancos.

Iremos todos
Sin sonrisa,
Sólo los insectos fecundarán
Nuestra carne muerta,
Sólo ausencias volando,
Sólo insectos solitarios
Y
Nuestras batallas cotidianas
Morirán como las rosas.


V


Después dirán que fue mentira,
Que fue falso
Y
No
Comprenderán
Nada.

Cuando amanezca
Caerán las torres y arderá el crepúsculo.
Volverán los años viejos
Y las estrellas de nuevo
Brillarán en las frentes
/como ayer/
Resucitarán nuestros muertos a combatir
Y sus huesos serán
Los candelabros
De la llama eterna de la libertad.




VI



Lo llamaron de todo
Le dijeron cerdo,
Le dijeron perro,
Le dijeron las cosas que él nuca
Hubiera querido que le dijeran.
Pero le dijeron tantas cosas
Y,
Quien pensaría después
Quien iba a imaginar siquiera
Que en el día del holocausto volaría hacia la luz eterna.






VII


Era un insecto común
De aquellos que viven en la oscuridad
Frágil,
Pensativo,
De grandes alas
Y silencios eternos.
Diríase que era, en fin,
Un insecto sin mayor rareza,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto solamente
Hasta que una mañana aprendió a volar
Y fue luz,
Agua,
Esperanza
Aprendió a pensar,
Aprendió un himno,
Y un día anfibios cazadores
Capturaron sus sueños,
Arrancaron sus alas una a una,
Arrancaron sus patas una a una,
Le extirparon sus ojos
Y el insecto hecho silencio
Partió a dimensiones celestes.
VIII



Luciérnagas
Enciendan sus luces.

Ha llegado la hora
De incendiar las auroras
/los ojos del ayer
No tuvieron tiempo suficiente
Para verlo/
Vayan despacio,
Vayan,
No hay tiempo
Para las despedidas,
Al final
La eternidad observará nuestra marcha
Los hombres
Son hombres
Viviendo como hombres
Y diariamente
Morimos;
Salgan por los ojos,
Mudos
Afuera el aire
De un nuevo día
Aguarda.
Ustedes se preguntarán
A donde fueron todos
Yo mismo me pregunto
Y nadie me responde,
Dejen sus guaridas
Que las rosas aguardan el retorno
Y el
Fin del tiempo
De nuestro destierro.

Las estrellas y la hierba
Tejen el destino final
Más allá
Cuando las copas vacías del silencio
Se quiebren
Empezaremos otra vez
Trepando
Enredaderas
A los balcones azules
Que nunca conocimos.



IX


Las arañas sucumbieron
En el campo de batalla,
Sus cadáveres quedaron en las retinas
De los reptiles
Y
La muerte
Fue feliz.



X



No fue ayer,
Fue un día lejano
En que el otoño mecía penas tristemente
Y sus ojos transparentes
Atraparon sus gemidos.
Arañas tristes,
Arañas tan tristes
Arañas eternamente tristes.
Mis dientes saborearon su tristeza,
Su llanto helado
Muriendo entre la tarde
Ahora me doy cuenta
Y
Me
Arrepiento
De haber sido hombre
Y no un insecto
Y no una araña
Y no un silencio.
Cuando la noche calla
Y nadie murmura
Las arañas se descuelgan del infinito
Con sus ojos huecos
A ver morir la ausencia
Silenciosa de la balada.



XI



Si
Después
No queda nada,
Si
Después
Los reptiles
Atraviesan nuestros cráneos
Con un dardo envenenado,
Las sombras
De nuestros cuerpos muertos
Fecundarán los huevos sepultados
Y
Aún
La sombra misma
Renacerá
Y nuestras tumbas
Harán crecer los verdes helechos,
Infinitos
En los que anidarán todas las aves,
Helechos
Tejiendo esperanzas,
Helechos
Surcando nuestro sueño,
Helechos
Eternos
Que brotan
Con la primera lágrima de un niño
Que a mitad de la noche
Llora de hambre.




XII



Las calles vacías
Y el otoño golpeando las ventanas,
El ayer intacto
Los grandes árboles detenidos

/ El campo de batalla
Es un obelisco de silencio/

Dos insectos hacen el amor
En el durazno
Y sus enormes sombras
Son dos monstruos
Devorándose la tarde.
Sus ojos de lechuza
Saben que su tiempo
Es infinito
Aunque antes de media hora
Tengan que morir eternamente




XIII


Fecundado el pensamiento
Los escarabajos cargaron sus huevos al destierro
Y la vida se fecundó en los rincones
En el castillo transparente
De unas redes plateadas.

Hasta allí llego una tarde
La noticia trágica del deicidio.

La libélula celeste
Había muerto inútilmente.

Sus grandes ojos
Fueron secuestrados por los anfibios,
Filudas lanzas venenosas
Cortaron su cuerpo
Al final la tierra saboreó
El dulce sueño de su cuerpo
Y una balada azul de insectos
Hacía círculos mágicos sobre su tumba.





XIV


La ventana sola
Y la vida afuera detenida.
Consumido el último cartucho
Y la pena humeante
La vida escapaba en alas hasta el cielo

Hasta
El
Cielo



XV


Me crecieron alas una mañana
Y vi mis ojos enormes
Buscando el verde de la vida,
Me di cuenta
Entonces...
Que una melodía me llamaba
Como un canto de sirena
Llegó la hora de la despedida
Afuera nos aguarda la esperanza
Y
En
El alma
Un
Quejido.
Hondo
H
O
N
D
O
.



XVI


Fue en abril
Cuando cayó en las redes enemigas,.

Fue en abril
Y
Su
Retorno
Se hizo imposible,
Juan nadie había sido herido
Y junto a él
Pedro el herrero,
Abatidos
Por escalar un sueño.

Luego enterraron sus ojos en un pozo lejano
Y en otro más distante
Su corazón
Para que no retoñe nunca.

Su lengua fue arrancada
Para que nunca se oigan sus himnos
Y mutilaron su cuerpo.

Fue en abril,
En abril fue

Que se lo llevaron mil mariposas
En sus alas,
Fue en abril cuando la libélula perdió
Sus grandes ojos, transparentes,
Cuando arrancaron sus alas
Y un poco de vida
Como si con ello
No pudieran ver
Como si con ello
Ya no pudieran volar
(Es inexacta toda dialéctica
Con los insectos)

Han sonado los clarines
Ha empezado la batalla.

BALCON INTERIOR





A María Saona... hasta nuestro abril ausente.




Cuantas veces entregaría este coro de sombras que poseo,
Y el ruido de espadas inútiles que se oye en mi alma,
Y la paloma de sangre que está solitaria en mi frente
Llamando cosas desaparecidas, seres desaparecidos,
Substancias extrañamente inseparables y perdidas.

Pablo Neruda.






ADACUCHO

En la noche el silencio se apoderó del bosque,
La luna entre el ramaje
Tus ojos detenidos en los míos.
Mis manos atrapadas en las tuyas.

Y el canto lejano de un zorzal
A media noche.

Huimos del ruido para habitar el silencio
Una casa de barro rodeada de insectos
Horas detenidas
Arañas liberadas
Por el calor de una olla que calienta
Nuestra hambre de ayer.

En la noche mi alma se apoderó de tus besos
El viento dormido,
El mundo callado
Y el ramaje del bosque flotando en el tiempo

Un pájaro canta lejano.




PRINCESA CHANCA



Tu amor es una barca en mi noche
Una puerta de madera nos devuelve la mañana
Mil novecientos treinta y siete.

Namora es una flor
El valle esconde gritos que cargan las hormigas
Por túneles secretos.

Ya no vamos a buscarnos a las tres de la tarde.

Las dalias se agitan también.

Princesa Chanca
Hace siglos todo el cielo del Perú era tu reino,
Yo entonces coronaba tus tardes
Con esa corona invisible del tiempo.

Y te buscaba en las batallas que lidiaba
Buscando la prisión que te tenía secuestrada.

Princesa Chanca
Hace siglos te perdí entre jóvenes caciques.

Ya no he vuelto a morir,
Terminó mi última batalla,
Tu amor es una barca,
Tu amor es la llama que incendia este delirio.



CAMINO




Una flor en el camino
Roja,
Silvestre
Frágil.

Cipreses en otoño
Tierra cubierta de hojarasca.

Tu cuerpo atraviesa el bosque
Mis ojos siguen tu camino.

Mis pasos siguen tu destino
Las piedras ruedan al vacío
Flor roja de medio camino
Silvestre, frágil.

El otoño se ha partido en dos
Nuestros ojos lloran lo perdido.




NOCHE



La casa en medio del bosque,
Las sombras atraviesan el camino.

Noche de luna derramándose en la hierba
Los ojos de abril se asoman a mirarnos.

Ajenas al mundo
Una fila de hormigas va cargando nuestros sueños,
La madriguera de un escarabajo
Es una cuenca vacía.

Tus manos atraparon el viento
Un camino largo hasta la puerta.

El bosque tiene frío y la lluvia está triste,
Un ave perdida
Vuela hasta las tejas.

La hoguera de leña secas
Humea penas viejas,
El rocío de la noche se estrella en el follaje.

A esta hora un día
Te acordarás de este febrero
Y el agua fresca de tu mañana
Llamará a tu ventana
En gotas gruesas de lluvia buena.



AL PIE DEL ACANTILADO



Detuvimos el tiempo en un vuelo de mariposas
Un
Eucalipto
Agitaba el crepúsculo.

Resurrección de escarabajos
Al
Pie
Del acantilado,
La casita techo de teja.

En la casita techo rojo
Dos sombras
Untándose de amor bajo la luna,
Al
Pie
De la noche

Dos de la mañana
Sigo buscando tu recuerdo en la hoguera de mi amor
La tierra es fresca como mis sueños,
Un nido distante se mece en un molle
Es la casa deshabitada del amor,
Un nido abandonado.

Hemos vuelto al campo como ayer
Una cigarra canta
Más distante un grillo, el crepúsculo se enciende.
La noche es el pan que nuestra hambre devora.


CAMINO II



Tus manos me llevan a todos los caminos
Hay silencios empedrados
Y hay caminos que conducen a desiertos parajes.

Desde abril te amaba a esta hora.

Mi pena
Fue un camino
Por donde me iba
Para siempre.

Por donde me iba sembrando otoños
(Hoy recojo los inviernos)
Mientras buscaba en mi corazón
Hundiendo mis manos
En ese espacio vacío
De la ausencia



SEPULCROS


Hace siglos se amaron otros sueños,
Sueños que un día no tuvieron final
Y ya nadie despertó.

Por eso hay tumbas de piedra en este camino
(El bosque es una mortaja en de silencio)

Un día también ellos fueron felices
Y la misma luna los bañaba,
La misma
Que hoy humedece tu mirada.

Hace más de mil años
Los hombres del Perú
Aquí, también se amaban
Y aún
Entonces
El río era una melodía larga como ahora.

Ahora que floreces
Junto a las moras silvestres
Como hace mil años en inútiles batallas.

Nada puede el tiempo
Cuando el crepúsculo arde en la memoria
Y el viento trae ausencias
Sepultadas para siempre.




JALCA



A mitad del camino
Frío silencio de jalca,
Ichu desolado en abandono.
Hasta esta tierra
Solo llegan los ecos.

El cielo agoniza
En ocre tristeza
El frío me llama
Y tu recuerdo me busca

Como blancas palomas
Persiguiendo la angustia.



NOCTURNO DE AUSENCIA



Devuelvo tu mirada a la tarde
La atraviesa por un túnel de negras carcajadas,
Ahora ya no podemos mojarnos
Esta lluvia que llama a la puerta ya no nos pertenece,
Ni el pan que duerme a las seis en la canasta,
Tampoco el traje de enero
Que alguna vez dejamos tendido al sol.

Quiero sembrar en el río de tu pecho
Esta hora que me duele mientras camino en la calle,
Mientras rebusco entre fechas vacías
Nombres vacíos de gentes que están muertas.

Un viejo libro es la llave que me regresa alas sombras
Un niño en una esquina se devora su hambre
Con las únicas manos que le queda a la tarde
Con esa lengua de fuego que es el hambre en una esquina.

Por eso prefiero subir corriendo las escaleras del templo
Y le pregunto a la puerta si aún le queda aliento,
Un sacerdote cruza el umbral con las manos vacías
Y su ausente mirada me anuncia soledades largas.

Por eso me angustia tu ausencia y tu mirada
Aquella que ahora habita en mi recuerdo.



NAUFRAGIO


Anaranjados crepúsculos se agitan en las flores
El cielo es un espejo que dibuja la noche,
El canto de las últimas aves cruza el horizonte
Y el agua de las alturas también cae a la tierra.

Se desata el tiempo prisionero hasta los labios
Como llamas en el tiempo arde tu mirada
Hasta esta tarde llega tu recuerdo en olas
Al arrecife de mi amor en esta sola orilla.

Barco fantasma, niebla de mar ausente
Los trozos de un naufragio se arrastran en la espuma,
Agoniza la esperanza entre maderas rotas
Sólo tu amor inmenso da vida a esta agonía
Y resucita el tiempo para devolverme la vida.




BUSCANDO TU RECUERDO EN LA LUZ DEL ARCOIRIS




En este crepúsculo de crímenes sutiles
Como decapitar un trébol con los labios
O espantar a las mariposas de las flores amarillas,

En este crepúsculo de inútiles esperas
Que arañan tu recuerdo
También esta pena se cubre de sombra
Para buscarte entre una calle larga de días.

Por eso salgo a caminar por los abismos
En esos parajes desolados donde descansa la lluvia,
En ese retorno vacío al cual aún no has llegado.

Pero al final la tarde muere cubierta de silencio
Beata solitaria, reclinada hasta la puerta del olvido.
Beata de mi tarde a la que nunca llega.

Quiero buscar en este silencio dormido en la ventana
El eco de tu risa recorriendo mi sueño
Preguntando en los parques por tu regreso.

Por eso espero en las estaciones cuando se detiene el recuerdo
Tu rostro descendiendo a la tarde más feliz
A esa luz de arco iris que yo veía por tus ojos
Cuando nuestra sangre era un río arrastrando nuestro amor
A ese rincón silencioso que hoy arrastra tu nombre.


AUSENCIA






A la luz de esta lámpara te busco
Como un camino sin luz a mitad de la madrugada
Te busco en estos pasos
Como la canción que nadie ha cantado.

Un suave rumor cae del cielo en gotas finas
En esta tenue oscuridad de invierno

De mis manos escapan las sombras
Tras de tu ausencia,
Una esquina en la calle me dice que estoy solo,
Mi propia infancia ha vuelto a buscarme
Para jugar a la ronda eternamente tomados de la mano
Y la luz intermitente de tu ausencia
Asesina las sombras de esta pena.

Un perro sin nadie bosteza al otro lado de la calle
El silencio de sus ojeras cae al pavimento
Y ese suave rumor de la pena de no verte
Repica en mi alma de nuevo tu ausencia.




EL ÚLTIMO REGRESO



Recodo de nostalgia
Una caravana de gitanos camina por la orilla
De esta tarde
Tu rostro se ha esculpido en mi memoria
Sobre mi piel herida por las fauces de la pena.

Esta tarde de madera
También esta tallada de ausencia.

A veces el agua también se quiebra
En las frágiles pupilas de la hierba,
Allá a donde la luz de las estrellas no llega
En ese espacio donde la sombra plantó con sus manos
Los cristales cuajados de milenarias lágrimas.

Voy a trepar al monte más alto
Con mi niñez cargada en una manta
Con los tallos de geranios hurtados en mi propia tumba,
Pero esos pétalos no serán el equipaje de las hormigas
Ni el barco donde navegue el sueño azul de la mañana.

Tu amor como una sombra en la tarde
Se posó en la memoria de mil abriles,
Los mil abriles que no viviremos
Pero los pocos que alcancemos atarán nuestras manos
Frente a la grandeza del mar infinito,
Frente a las horas cautivas en mi pecho
Y beberemos del silencio cuando nuestras noches sedientas
Nos pidan a gritos el último regreso.





CAMINO DE HERRADURA



Esta dimensión inacabable se va calle abajo
Como un caballo que agoniza jadeante
Mi recuerdo se asoma al tuyo María.

De los dobleces de esta sombra uniforme
Solo quedan mis pasos trepando un camino de herradura
Arrancando flores anaranjadas para tu corona
De esta tarde de invierno.

Pero las horas destruyen los dolores
Una larga fila se detiene ante el jardín de tus ojos,
En esos lirios puros de tu mirada
Que mis lágrimas riegan cada madrugada.

Estas dimensiones tiernas alimentan a las aves
El agua que baja sobre las piedras te llama,
También la neblina que llega como una blanca sombra
También mi alma a esta hora de bruma.



EVOCANDO OTOÑOS



En esta hilera de tiempo que son las horas
Cayendo una a una como la lluvia.

La sombra de abril se desliza en ese traje solo
De tu mirada
Y de tu cuerpo desnudo,
En ese traje que ya nunca ha de quedarte como aquella vez
Con esa mirada que atrapaba mi voz
Para devolverla a la tarde, libre.

Y me diste alas cuando la lluvia mojaba mi tristeza
Tú abriste la puerta de mi prisión
Cuando estaba cautivo en rejas de sombra.

Y así las rosas florecieron en esos rincones fríos
A donde el aire no me llegaba,
Donde las estrellas sin cielo se refugiaban.

Tú tomaste mis manos cuando una garganta de olvido
Me había tragado
Y corría desesperado por los pasillos vacíos del mundo.

Por eso ahora salgo a buscarte
En ese horizonte encendido de tus labios bajo el cielo,
Como ayer cuando abril florecía en racimos,
Racimos en hilera de tiempo que son las horas.

Por eso ahora para buscarte
Abro mi corazón entre circunstancias desiertas
Y te encuentro suspendida en mi mañana
En esa larga espera de días nuevos.




ABRIL AZUL



Para seguir tus pasos he enterrado mi pasado
Aquellos días que dormían en el fondo de mis ojos
Una
Casa
Muerta
Y unas hojas que el otoño se llevo para siempre.

Desde esta ventana se ve la puerta de mañana,
Un camino a donde llega el tiempo como un río
Y el jardín lleno de invierno
Hasta el día que lluevan estrellas de tus manos.

Ese día Azul será una niña jugando en la cascada del tiempo
En esa hoy vacía, desposeída,


esa casa que ha crecido entre el musgo de los duendes
Que sembraron las cenizas del otoño
Bajo los perfiles de sus manos llenos de flores.

Por eso olvidamos sobre una piedra vacía
Las llaves que también olvidaron su destino,
Para amarnos abril hizo una corona de helechos
Y la noche te coronó con esa llama de los días.

Abril regresa cargado de distancias largas
Trescientos sesenta y cinco días sobre el polvo del camino
De mi ayer no queda más que ruinas,
De tu amor crecieron rosas en el cielo de mi noche.

Un patio aguarda a la lluvia que cae triste desde las tejas
Azul contempla de una ventana nuestro mañana.

La vida se anuncia en tu piel… afuera aún llueve
Mi amor llega hasta ti como una ola que se va y no regresa
Detenida en los días y en tu piel.

VANO EPISTOLARIO







A Jaime Javier, mi hijo, secuestrado inútilmente tanto tiempo.




Vaig com les aus quan ha perdut el fill,
Que giravoltem sense haver consol,


Joan Manuel Serrat





No es tuya la culpa ni mía
pobre pequeño mío


Blanca Varela.





Porque el dolor
Ha venido a buscarlo,
A inaugurar sus novísimas entrañas.

Y llora…


Luis La Hoz




Jaime Javier fue secuestrado por su familia materna, desapareció una noche de noviembre. Noviembre 21 de 2003 cuando tenía cuatro años. Nos despedimos con un beso. Al día siguiente él iría a un día de campo con su madre. Han pasado más de dos años y el día de campo aún no ha terminado.

I

Reconozco tu llanto
Entre todos los niños del mundo
Reconoces mi tristeza
Entre todos los hombres del mundo.
Y hoy
Ya no estás.
Las hienas se acercaron a mi ventana
A sonreír.
Las hienas salen a la calle
Y predican en nombre del señor.
Te han dolido estos días
De esta noche en la santa vereda de tu ausencia.






(CARTA III)
CARTA A TU AUSENCIA


Ha pasado mucho tiempo desde que te llevaron
Aquí seguimos esperando el día
En que amanezca y escuchemos tu voz,
no he vuelto a navegar en Internet como contigo,
las páginas en las que jugábamos
enmudecieron el día que te fuiste
Ya no hay ganas de ser feliz.
Ellos, los que te secuestran,
Los que te niegan mi mirada y mi voz
Y me niegan tu risa y tus abrazos
Se que te mienten diariamente sobre mí
Tú sabes cuanto nos amamos
Desde enero a diciembre,
Desde las mañanas de invierno
Hasta las noches frías,
desde el invierno frío
hasta la primavera
ellos no podrán negarnos más,
podrán esconder las fotografías donde juntos
éramos eternamente felices.
Podrán decirte que no viví contigo cuando eras un bebé
Como te lo dijo tu abuela la protestante,
Podrán raptar las tardes felices en un bote Navegando
O las seis de la mañana en la piscina,
O tu orgullo al contar en tu jardín
Que te bañaste con papito en la ducha
/mientras tus amiguitos aún se bañaban en una tina/.
Podrán esconder el caset de nuestras voces
Cantando Marco y los pollitos,
Van a destruir todo vestigio de nuestro amor
Pero no van a poder negar tu rostro,
Tus ojos, tu nariz, tu carita de niño preguntón
Y cada vez que te nieguen se van a acordar de mí.
Jaime, un día vas a crecer y preguntarás
¿entonces quién te responderá?
¿Quién va a seguir alimentando las mentiras
Cuando los años hayan pasado
Y ya no puedan negar que nos amamos?

¿Quién va a pagar la factura de esta infelicidad?
Ellos pueden salir los domingos
A predicar en nombre de Dios
Pero cuando su conciencia los interrogue
En sus atroces noches de insomnio
¿A quién le van a mentir?
Jaime, mañana, un día cercano
Te lo digo ahora que es enero
Y que una soga de angustia me ha colgado
Como a un cuadro al óleo a la pared
Si algo sucede,
Si ya no podemos tenernos de la mano
Para comer un helado,
Si ya no podemos ayudar a ningún ciego
A cruzar la calle,
Si ya no podemos jugar a contar
Las estrellas,
Si algo hasta ese día hubiera pasado
Acuérdate que íbamos al jardín de la mano,
Que jugábamos a la pelota en un pasadizo,
Que arrancábamos moras de una morera,
Que matábamos pingüinos en Internet,
Que sufríamos mucho con D’iblassio y su tristeza,
Que inventamos mil cuentos para dormir,
Que tuvimos un perro que cayó de la azotea,
Que tuvimos un periquito que partió un día,
Que salimos abrazados en el periódico en octubre,
Que huíamos de las abejas en el parque,
Que tenemos la oreja derecha quebrada,
Que podemos mover la nariz como un conejo,
Que con los dedos hacíamos duendes imaginarios que saltaban,
Que peleábamos por un poco de patte,
Que rompimos un espejo en un restaurante y nunca lo dijimos,
Que teníamos una fórmula para cazar moscas,
Que nos gustaba el gato con botas con mil finales Diferentes,
Que el mejor cuento era el fréjol mágico,
Que nuestros aviones de papel nunca volaron,
Que reímos mucho con el Chavo,
Que éramos felices hasta que nos separaron.
Un día cuando interrogue la vida a tus captores
Cuando a tus mañanas le crezcan alas
Y vueles y ya no puedan negarte ni mentirte
Un día cuando tu secuestro de mis días se haya terminado
¿Tú preguntarás por qué lo hicieron?
Y esconderán sus rostros tras su vergüenza
Como una bandera rota por los días y las noches de tu ausencia.
Quizás para ese día ya no estén los que hoy nos separan
Tal vez para ese entonces una tumba los haya devorado
Y muchas tardes muertas nos circunden,
Muchas angustias frías nos hayan golpeado
Y si tú o yo ya no estamos
Si acaso la vida también nos hubiera separado
Más allá, en el umbral de la muerte
Volveremos a encontrarnos como ayer
Y empezaremos a perseguir a los gorriones
Y a lanzar piedras al mar como cuando éramos felices.



CARTA XII
(MONOLOGO DE LAS ESCONDIDAS)



Íbamos de la mano caminando por el mundo
Tus pequeños pies intentaban recorrerlo todo
Con tus cuatro años te cansabas pronto
Y atravesábamos las calles buscando nuestras sombras,
Los heladeros nos seguían para vendernos su tristeza
Y los dos nos escondíamos entre los rincones del silencio
Pero en esas tardes de juego siempre nos encontrábamos.
Hoy que te escondieron ya no puedo encontrarte
He contado hasta diez y nadie ha respondido
El juego ha terminado, la noche se ha derramado por el cielo
He vuelto a casa solo y no he podido hallarte
Varios días llevo de buscarte y de buscarte.
Esta vez no fuiste tú quien se escondió. Te han escondido.
Ya no me persiguen los heladeros. Yo los persigo.
Les pregunto por ti y no me responden
¿En dónde voy a buscarte si te alejan tanto?
Íbamos de la mano caminando por el mundo
Pero te escondieron tanto que tengo miedo de no encontrarte
Y te busco, busco y busco
He contado hasta mil, mil veces y no he podido hallarte.



CARTA XV
(SEIS MESES DE TU AUSENCIA)


Después de seis meses de no verte,
De no saber dónde estás.
Ahora que las mañanas son menos tibias sin tu amor
Me he sentado a la mesa para escribirte esta carta
Que no sé si algún día leerás
Que no sé si algún día te llegará
No hay cartero que te la pueda entregar
Porque nadie sabe tu paradero
Y, lo sé, no es tu culpa
Ayer, cuando noviembre daba frío
Te ataron el corazón una noche y te llevaron
No te preguntaron si querías marcharte
No te preguntaron si querías olvidarme,
Simplemente aprovecharon tu sueño
Y cuando despertaste estabas atrapado en la Mañana de otra ciudad
Tus cuatro años no entendían nada,
Tus cuatro años preguntaban por tu maestra y tus Amiguitos,
Aquellos que hoy te buscan y me interrogan
Y yo no sé que decir
Por que aún ahora que mayo se está terminando
Nadie me ha dicho en dónde estás
Secuestraron tu voz
Pero no podrán secuestrar mi amor,
Secuestraron tus ojos de los míos
Pero no podrán evitar que con los ojos cerrados nos veamos como ayer,
Secuestraron tus preguntas
Pero no podrán evitar que te piense preguntándome por que Dios vive tan lejos.
Secuestraron tu risa
Pero no podrán secuestrar que nos pensemos en medio del retorno de una tarde feliz.
Después de seis meses he aprendido a ser más paciente,
No por esto me siento derrotado,
No creas que te he olvidado,
Yo te pienso diariamente
Aún si me quedo dormido en medio de la noche
Te veo en mi sueño regresando
Y quisiera que ese sueño no acabe jamás pero es inútil
como inútil es creer que tus captores
Entiendan que más allá de un puñado de mentiras
Crecerán un día sobre esta pena flores blancas,
cuando todos los jueces
hayan leído en todos los días, todos los expedientes
y todas las mentiras los hayan hecho naufragar
como a un Titanic
Porque la mentira es de plomo y la verdad es de espuma
Y el amor de un padre a un hijo
en cualquier expediente negro,
En cualquier vida manchada por las mentiras
Siempre será espuma,
Blanca, libre, verdad, pan, Dios.
En este veintiuno sin ti por sexta vez
Veo el viento venir como un espejismo de soledad,
Veo la mañana, la noche venir
Siempre sin ti,
Te he buscado debajo de las plantas que pisábamos,
En los niños que cruzan las calles comiendo un helado,
En el llanto de un niño que llora en una esquina sin nadie,
En las manos de un panadero que llama en la mañana,
En las caminatas sucias de los protestantes que te escondieron
En sus Biblias inmundas de mentira que hasta Dios detesta
Te he buscado en cada grieta de la tarde,
En cada rosa que ha caído envejecida en mi costado,
En el canto del río,
En las sopas amargas sin ti,
En el canto de los niños de jardín,
En los cuentos que le cuento a Pamelita,
Ella también me pregunta por ti.
Le he contado el cuento más feliz que te encantaba
Jack y el fréjol mágico
El ogro no es tan malo sin tus manitas señalando al cielo,
Tampoco el fréjol es tan alto sin tus ojitos mirando al infinito,
A decir verdad nada es igual
Los enanos cada día están más tristes
Estornudo se ha callado desde que te fuiste,
Dormilón padece de insomnio desde aquel día,
Gruñón está mas bueno y ya no habla.
Blancanieves no ha dejado la ventana esperando tu llegada.
Los tres cerditos dejaron de huir,
El lobo ha construido tres casitas para ellos,
El gato con botas dejó de ser astuto,
Alibabá ahora alimenta a los pobres y ya no roba
Y la caperucita vestida de azul pasea por la ciudad y ya no en el campo,
Hansell y Grettel inundaron la casita de chocolate con su llanto,
Y pulgarcito lanza piedras al mar esperando que vuelvas.
Simbad ha vuelto ha casa y ya no quiere navegar,
Y el soldadito de plomo se ha hundido en la tristeza.
Nada aquí es igual sin ti
La abuela teje mañanas y tardes esperando tu risa,
El abuelo camina y camina sin decir nada
Pero en sus ojos leo su tristeza,
Las palomas de la tarde vuelan y vuelan con mudos regresos
Te sigo esperando, te sigo buscando
Con el alma rota, con los sueños heridos
Con las ansias de un padre que ama a su hijo
Con el derecho de amarte, de verte, abrazarte
Y guardarte en mi pecho, en mi pecho herido.
Para siempre.



CARTA XVI
(SIETE MESES DE BUSCARTE EN CUALQUIER PARTE)




Hay ganas de tomar cualquier camino
Para ir a buscarte
Cruzar todas las calles, tocar las ventanas
Llamar a todas las puertas
Y cruzar cualquier zaguán para encontrarte

Preguntar al zapatero
Si entre tantos remiendos no sabe de ti
De llorar en los juzgados, en los despachos,
En los azules tampones
Que no sellan ninguna felicidad.

Hay ganas de devorarse el mundo hasta encontrarte
De interrogar a las mariposas
Y a la hierba,
De conversarle a la luna.

Y ahora me doy cuenta
Que el día más feliz de mi vida
Aún no ha llegado.

¿Será lunes cuando te encuentre?
¿Será invierno?
Será otoño o invierno

Sólo Dios sabe que mi corazón arde
Mientras tomo el desayuno
Los gorriones saben de mi pena
El pan cuánto te extraño
Y ese viejo zapatero que me busca en las mañanas
También sabe que he llorado en el invierno.

Mañana otra vez será jueves
Y otra vez las moscas despertarán con su zumbido,
La cucarda despertará más grande
Y también la pena
Trepará por los balcones como una enredadera.

Yo amaneceré con tu ausencia
Mis ojos se abrirán sin ti
Igual que las rosas sin mañana.

¿De que sirve el paisaje más feliz si tú no estás?

Hay ganas de buscarte en las líneas de un destino
Pero mi mano derecha
Me dice que debo escribir hasta encontrarte,
No hay más tiempo para llorar
Y te sigo buscando entre líneas de un papel,
Entre mapas arrugados
Que me dicen que de he de hallarte.

Mis vanas cartas
Están en botellas lanzadas al mar
Esperando llegar a tu abandono
A tu risita matinal llena de tristeza.

Han de llegar nuevas cartas
Hasta tu playa
Tal vez muy tarde
Hasta una isla en cualquier lugar del mar que te circunda.

Pero mi bandera de amor
Cada vez más cerca
Ha de encallar en breve en tu ternura

Y volveremos a reír
Comeremos de nuevo el pan que nos fue negado
Y abrazaremos a la tarde
O ella nos abrazará
En su regazo siempre.




CARTA XVII
(ESTA CARTA AGUARDA TU LIBERACION)




Probablemente a esta hora
Estés en clase en algún jardín cercano a donde vives,
En otra ciudad, en otro jardín, con otros compañeros y otra maestra,
Yo aún sigo buscándote en cada grieta de la tarde,
En cada mañana que amanece
Y en cada noche que se derrumba sobre esta triste ciudad sin ti.
A medida que pasan los días
Los expedientes han crecido como la sombra
Y me doy cuenta
Que son inútiles las mentiras de tus captores

Se acerca el día en que nos volveremos a ver,
El día del reencuentro,
Sólo tienes que resistir un poco más
Yo sé que es difícil,
Yo te sueño a diario y no sólo cuando estoy dormido
Sino cuando despierto te imagino entrando a nuestra casa
Con los brazos abiertos
Como los últimos días cuando me decías
... Papito nos quieren separar...
Lamento mucho el no haberte entendido,
No sabes cuanto he sufrido largas horas
Desde hace siete meses que te escondieron,
Pero este secuestro se va a terminar,
Va desenmascarar a aquellos que pretenden
Cubrir sus almas siniestras
Con el pretexto de la bondad divina.

Se acerca el día Jaime
Que podamos volver a abrazarnos
En noches infinitas,
Ya sin captores que te retengan,
Sin terceros que lancen la piedra para esconder la mano,
Todos sus dedos acusadores y fratricidas
Señalaron mi rostro hasta el cansancio,
Mi nombre,
Hurgaron en cada entraña de mi vida
Buscando encontrar alguna cosa que pudiera lastimarme,
Me dijeron de todo, falsificaron papeles,
Compraron conciencias, abrieron las heridas más viejas con tal de lastimarme.

Se acerca el día de que acaben los exilios,
Las tardes los cargaran con sus risas
Hasta sólo donde sus negras conciencias
Puedan alcanzarlos.

Si después, si aún después de siete meses
No han podido hacer más que un muro de mentiras y distancia
Menos podrán evitar que escalemos esa frontera, inmunda

Y antes de que vuelvan a reír con sus negras mañanas
Volveremos a estar juntos como ayer,
Sin distancias, sin silencios que nos aten
Sin nadie que te esconda
Para evitar que te ame
Y para evitar que me ames, que nos amemos.

Los expedientes seguirán creciendo,
pero la enredadera de la mentira que ellos han sembrado
ha empezado a morir,

Jaime un mañana nuevo nos aguarda
Resiste un poco más,
Esta carta sin nadie también ha de resistir sobre tu ausencia
Esta carta aguardará tu liberación
Ese día en que mariposas amarillas te desaten de tu prisión
Volveremos a ser marineros y piratas

En medio de aquel lago que también te extraña tanto como yo,
La idea de creer
Que hay una justicia que actuará a tu favor y al mío
Me reconforta,
El saber que Dios da la verdad a quien la tiene
Y no a quien la inventa.
El saber que la vida está hecha de días
Que ninguna mano extraña y ajena va a poder robarnos,
Días de felicidad, de amor y de un nuevo comienzo,
Otra mañana, eterna y sin noche.




CARTA XX
(EL RIO DE LOS DIAS)




Mi corazón anegado...
Sigo aguardando el otoño
Bajo un manzano para que vuelvas
Sigo contando las horas
Desde el primer día de tu secuestro

No han podido agotarme
Las largas horas de la espera
Ya no lloro tanto pero aún lloro
Aún la lluvia me moja
Cuando a todos les da el sol.

No han podido derrotarme tus captores
Ni sus amenazas,
Ni sus anónimos papeles
Que me dicen que estás muerto,
No han podido herirme
Aunque me lanzaron puñales cada tarde,
Mi voz como una espada
Los condena

Mis cartas como blancas palomas
Algún día van a llegarte
Llevándote la verdad
Te hablarán de mi pena, de mis ojos
De mis manos que te buscan diariamente
De mi corazón que envejecido
Aún no se rinde.


El río de los días
Te llevará la verdad
Y volveremos a encontrarnos
Como ayer
De nuevo
Volveremos a contarnos cuentos
Como ayer
Bajo el cielo.

Y el río de los días nos devolverá la felicidad
Hoy extraviada con tu ausencia
Hoy ausente sin tu risa
Hoy marchita como esta hora
Que te pienso y te escribo
Una carta que por ahora
Lo sé
No ha de llegarte,
Una carta que nadie ha de entregarte
Una carta que te aguardará por muchos días
Pero que un día
Leerás
Y juzgarás...
No condenes,
De ello se encargará la vida
De ello se encargarán los días
Y de tus captores se encargará Dios
Y el río
...El río enorme de los días.


CARTA DEL RECUERDO...


Te recuerdo
Con tus cuatro años
Jugando a ser feliz en medio de la casa,
Enamorando a las palomas
Asustando a los cristales con tus juegos
Derribándolo todo a tu paso,
Mi pequeño huracán de felicidad.
Con tus bolsillos llenos de sorpresas
Tu cabello caído en tu frente,
Caído tu cansancio te dormías en mis brazos.

Hoy ya no te tengo
Manos protestantes te arrancaron de mi lado
Y te llevaron lejos de mí,
Manos manchadas con odio y blasfemia
Arrancaron tu risa para siempre,
Sé que han de decirte
Que dejé de quererte,
Que mi corazón extraviado te olvidó,
Que soy el eco de una pena que no ha de volver.
Sólo los días con su trajín irremediable
Han de darte la verdad,
Sólo Dios
Al que rezábamos por las noches,
Al que buscábamos en la iglesia,
Al que buscábamos con tristeza cuando la casa empezó a caerse una madrugada.

Sólo cierra los ojos y recuerda nuestros juegos,
Nuestras canciones felices,
Nuestros cuentos inacabables a la mitad de la tarde,
Nuestras recetas de cocina
Que pocas veces fueron efectivas,
Nuestro amor inmenso que nadie podrá secuestrar.
Cierra los ojos como yo lo hago para verte
Nadie podrá negarnos que al cerrar los ojos
Volvamos a nuestro ayer
Donde tú y yo
Felices
Cantábamos una canción



CARTA XXII


(DIEZ MESES DESDE QUE LAS DUDAS TOMARON POR ASALTO MI SUEÑO)



En breve un laberinto se tiñó de gris
Para oír distante el murmullo de la noche abandonada


Diez meses desde que el miedo me susurró al oído tu secuestro,
Desde que se descolgaron del cielo raso
Las arañas en tu busca,
Diez meses desde que las dudas tomaron por asalto mi sueño
Y huyeron las palomas de mi corazón en que anidaban.

Diez horribles meses que me niegan tu voz
Y esperan en la esquina que me quede cansado para abatirme.

De todo esto una red me lanzaron para que caiga
Una danza de hienas a mi rededor aullaba con sus ojos inyectados
Mordiendo mis ropas, mis dedos, olfateando en mi pasado.

Y no han podido ahogar nuestro amor ni un sólo instante.

Sacudieron mi cráneo y lo llenaron de ceras,
Mandaron a tres cuervos por mis ojos en la mitad de la noche
Incendiaron nuestro pasado exterminándolo todo.

Y no han podido estar en paz ni un solo instante.

Se mudaron de piel para cubrir sus mentiras,
Te mudaron de hogar para hacerte creer que había muerto
Destruyeron nuestra felicidad para tener un pretexto y seguir mintiendo.

Y no han podido destruir el muro de piedra de nuestro enorme amor.

Tus cinco años convertidos en falsa vigilia
En inútiles huidas de mi amor,
La justicia llegará a la ventana de tu prisión,
Las libélulas que te buscan me traerán noticias de tu cautiverio
Los grillos cantarán melodías de libertad,
Las hormigas volverán cargando las migajas perdidas de tu partida,
Nadie va a devolvernos el tiempo que sufrimos los dos
Pero podremos recuperar otras mañanas igual que ayer

Y tu corazón no volverá a estar sólo
Ni volverás a llorar a escondidas en un rincón
Porque está más cerca el día de tu liberación,
Entonces
Empezaremos en donde nos quedamos,
Las canciones que inventábamos para ser felices,
Los cuentos de los hermanos Grimm
Y los relatos imaginarios que tanto nos hicieron reír,
Tus juguetes aguardan tu regreso,
Nuestras voces que hoy te llaman en vano
Al fin serán oídas y las aves de la abuela
Con sus trinos
Te recibirán como de costumbre,
Por que hoy siento
Que después de diez meses de agonía
Estamos más cerca;
Tus captores claudicarán
Y sobre toda esta pena
Crecerán flores frescas como ayer
Como el último viernes que te besé
Sin saber que tanto tiempo te iba a perder

Con los ojos cerrados nos vemos
Con el corazón angustiado nos queremos
Sin marcar números, ni claves,
Con la razón de vivir
Con nuestro derecho de amarnos,
Con nuestros cuerpos distantes
Pero fundidos en Dios.
Y en el paso del tiempo
Que nos dará la razón,
Todo tu amor,
Todo tu amor.




CARTA XXV
(ESPERANDO TRAS LA VENTANA TU RETORNO)


Dónde estarás
A esta hora que el silencio se ha cubierto de distancias

Yo había escondido mis últimas tardes
En el viento de agosto

Hoy, envuelto en soledad
Miro a través de la ventana
Y no has vuelto

La queja de agosto regresa
Sin mis tardes felices

Las rosas murieron cuando te fuiste
Y a la alegría le crecieron alas
Y se marchó aquel día.

Dónde estarás
A esta hora que el silencio se ha cubierto de distancias

Te busco en las palmas vacías de mis manos
En el crepúsculo incendiado de esta hora
En el otoño sin hojas muertas ni regresos.

Y el viento más fuerte
Me repite a solas, de nuevo tu nombre.





CARTA XXVII
(ALGUIEN LLORA A SOLAS SOBRE EXPEDIENTES AMARILLOS)



Un día se apaga en la ventana inmediata
Una plaza desierta.

Tu ausencia en cada parte de mi vida
En vano llegan las horas,
Las estaciones regresan sin ti.

Yo sé que eres el habitante de algún lugar
Ha donde ha de llegarte el sol
Que hoy me es negado
Tus manos crecen distantes a las mías
Mis manos han empezado a morir de ausencia
De tu ausencia sembrada en mi corazón
Una noche de noviembre.

La lluvia de la noche también pronuncia tu nombre
Alguien llama desde los pasillos,
Alguien grita desesperado,
Alguien corre gritando tu nombre por cada rincón de esta pena,
Alguien camina tu ausencia por los juzgados,
Alguien llora a solas sobre expedientes amarillos,
Alguien se ahoga en tu ausencia,
Alguien escribe que no estás,
Alguien ha empezado a morir en este invierno.




(CARTA XXIII)
RESISTE UN POCO MÁS MI PULGARCITO.



Siento que he caminado hasta Bagdad buscando encontrarte en esta tarde
En que caen pétalos blancos de mi corazón,
Ninguna respuesta he encontrado,
Te he buscado en las torres de la tarde, en el regreso del cartero que ha vuelto más cansado porque tampoco encontró a nadie.
Y esta vez siento que hemos perdido el regreso
Y sé que las migas que dejaste en el camino se las comieron las aves inocentes,
Las migas que dejaste con tus tristes miradas por la fría ventanilla del autobús
Sé que quisiste buscarlas y ya no las hallaste, porque la ciudad enorme te devoró
Sé que a tus cuatro años los han lavado diariamente y los han puesto a secar
Para evaporar nuestro amor que lo recorría todo.



Es inútil,
El río de los días de nuevo ha vuelto a gritar tu nombre furioso
Antes de que llegues al mar de los años voy a encontrarte.

He abierto todas las puertas y ventanas de esta tarde
Para buscarte.

Muchos meses, muchos días de buscarte en mi vacía alegría,
En mi tristeza de zapatero de domingo remendando la vida,
Sentado en un sillón buscando una respuesta en Salman Rushdie,
Buscando bajo un trozo de pan como acomodarme la tristeza para no morirme.
Deteniendo el tiempo, malogrando adrede los relojes que me aturden
Que siguen su marcha gritando que los días pasan y seguirán pasando
Y sigo saboreando esta tarde hecha a mano en un rincón de zapatero.
Pensativo en el trozo de pan que ha caído al vacío.

Mi pulgarcito, duérmete, no te inquietes.
Voy a buscarte en todos los rincones del mundo
Te buscan los carteros, los grillos, las mariposas,
El viento, la luz, las hojas que el viento arrastra,
La tierra, el agua, el fuego… Dios
Alguien va a encontrarte y volveremos a reír como en nuestra última mañana.




(CARTA XXIV)
LAS HIERBAS DONDE TU NIÑEZ DESCANSABA



Sin decir nada descubro mi soledad
Por una calle que se fue a cualquier parte,
Sin ningún destino
Con esta piel que cada vez me queda más grande,
Mis manos extendidas en la tierra
Queriendo medir la distancia de tu partida.

Y evidencio tu ausencia en mis días cada vez más vacíos,
En una camisa sin ti
Que guardo como una bandera de amor
Y la abrazo para renunciar a la tristeza.
Tu ausencia se ha derramado por todos mis días
Y el jardín
Ya sin rosas
Ha intentado seguir viviendo sin la lluvia de tu amor.


Los insectos anidan bajo las hojas
Y la noche enorme
Descansa sobre la hojarasca de este otoño derrumbado,
Aún sobre la ausencia
El tiempo camina silencioso como un grito que ha quedado sin voz,
Como un río que dejado de cantar y se ha callado irremediablemente.

El refugio de la noche grita,
El mundo transita en las calles
Un canto distante repite que ya no estás
Muere la noche y nace para volver a morir.

Nadie como yo con el alma libre te busca
Por esta calle vacía que conduce a ninguna parte
O entre las hierbas donde tu niñez descansaba,
En los parques hoy desolados sin ti
En la palma de mi vida estás perdido.

Y esta noche en el silencio descubro
Soledad, soledad…
Kilométrica, larga, enorme
Y no he podido medir tu partida
Y no he podido resignarme a ningún adiós.



CARTA XXV
(TU AUSENCIA ES UN RACIMO DE PENAS FRESCAS)



La tarde sabe a manzana sobre la mesa
Después de la cena,
A silencio sin nadie
A casa vacía
A mosca rompiendo el silencio de la cocina
También sin nadie
A mi hambre devorándose su propio hambre.

Esta tarde me sabe a ausencia
Desgraciadamente los pájaros se han ido de su nido
Nadie,
Nadie,
Nadie,
Tu ausencia es un racimo de penas frescas.




No es que no vuelva porque me he olvidado....
Es que perdí el camino de regreso,

Joan Manuel Serrat.



CUANDO TE CREZCAN LAS ALAS



En medio de la mañana otra vez un rayo ha partido
La vida,
Agosto, vientos y trigo
Trillas de caballos atormentándolo todo,
Yo ya no sé que hacer sin ti
Mi soledad es un manantial de pena a cada instante
Y las paredes mi prisión,
Tus manitas de cinco años una ilusión
Que deseo apretar fuerte para siempre.

Mi sueño cada vez más breve
Recorre campos de ayer contigo
Lanzando piedras a un río,
Persiguiendo mariposas por el parque.

Juanito, el oso de peluche
Ha asumido una mirada de vidrio desde aquel día
En que juntos
Nos dimos cuenta
Que difícilmente volverías
Porque te escondieron lejos
Y te llevaron de noche.

Pero las alas van a crecerte
Y volarás
Junto a las palomas que hoy atraviesan mi amor

Pero las alas van a crecerte
Y regresarás
Junto a mis ojos que hoy llueven de dolor.

Pero las alas van a crecerte
Y entenderás
Que te tuvieron cautivo sin razón.
Y entenderán
Que inútilmente te mintieron sobre mi amor.


MIS DOS AMIGOS, MIS COMPAÑEROS



Cuando dieron las diez de aquel día
Me di cuenta que te había perdido.

Dice la ley de los hombres
Que entre padres no hay secuestros
Esa no es la ley de Dios
Ni la de nuestros corazones.

Lo sé perfectamente
Porque nos soñamos
Aún no pueden evitar que nos soñemos
No pudieron celar a nuestros recuerdos.

Cuando dieron las diez aquel día
Me puse un abrigo y fui calle abajo
A ver si podía encontrar alguna pista
Pero la lluvia lloraba fuerte
Y se había llevado las migajas de tu partida.



Desde entonces todos los días
Cuando amanece
Abro la ventana esperando alguna noticia fresca
Como la mañana
Como la hierba recién cortada,
Como el maíz de la abuela.

Y después de tantos meses
Aún me pongo el abrigo cuando llueve
Y salgo a buscarte entre las calles
Entre los rostros de tantos niños
Y en el trigo verde del campo
Y en el azul del cielo y las estrellas.

Como dice Serrat en un verso antiguo
No es que no vuelvas porque te has olvidado
Sino que perdiste el camino de regreso
Tan chiquito
Chiquitín
Debes haber crecido mucho
Como el árbol de la guaba
Al que también se llevaron
Como si el pobrecillo tuviera la culpa
De que en el mundo exista la infidelidad, la maldad
Y por consecuencia la soledad
Como si el pobrecillo supiera de amores
Y de ajenos dolores
De amor.

Mis dos amigos
Mi árbol y mi hijo
Se llevaron a los dos
Tan temprano para los dos
Que la vida me ha puesto una corbata
Y a veces tira de ella
Y un nudo en la garganta
Me da un dolor
De amor, de amor
Mi hijo y mi árbol
Por los dos
Mis dos amigos, mis compañeros
Todo mi amor
Mi amor entero
Todo mi amor
Mi entero amor.


CANCION DE OTOÑO



Con el tintero de tu ausencia
Dibujaba palabras
Para sentirme menos vacío
Y al terminar
Mis palabras cantaron esta canción
Canción de otoño sin tu amor.

Tu tren ha llegado a su última estación
Y desde su cajita de cartón
Mira con pena que no eres su pasajero.
Ya no eres el mensajero
De su alegría
Ya no eres el viajero
Que recorría toda la casa tras él
Ya no eres el copiloto que reía
Inundando la sala con su emoción.


Canción de otoño sin tu amor
Canción de tiempo y de dolor
Canción que espero por el amor
De mi pequeño al que escondieron
Al que le robaron mi corazón.

Canción de pena hoy en flor
Bajo la noche llena de estrellas
Bajo la tarde, bajo la nube
Por mi pequeño
Al que me arrancaron del corazón.

Y el tren aguarda detenido en la última estación
Que llegue pronto el pasajero
Para ir de viaje
Con su feliz equipaje
Y el trencito aguarda desde la caja
Que nadie toca desde tu ausencia
Detenido, inmóvil
En su pequeña estancia
El retorno del niño, del pasajero
Para volver al valle por una calle
Con nuestro equipaje.

Y marcharnos en plena tarde
Cantando una canción de otoño.


Nuestra canción.
Con tu amor a mi lado, en mi costado
Y el tren silbando feliz
Como en las tardes cuando tu risa
Era su carbón

Canción de otoño entre la tarde
Canción de amor
Con todo, con todo
El corazón.