jueves, diciembre 07, 2006

Segunda Historia de Karim

Igual que un reloj de arena
El tiempo se nos fue acabando

Y nos dimos cuenta cuando habíamos doblado una
Esquina

Amada, con mis tardes de lejanía
Tanto aguardé este tiempo para incendiar las flores de un
Sepulcro

El tiempo va a llevarte de la mano
Por donde los dobleces de la vida nos llevaron
Y harán que volvamos a encontrarnos con el rostro
Envejecido

Tejiendo poemas en un rincón de la vida a solas
Aguardando los crepúsculos que fatalmente ya no han de
Llegarnos,
Curando las heridas de viejos amores que arañaron
Nuestra tristeza
Cuando creíamos que estábamos ya muertos y nos
Disponíamos a morir.

Karim, tu seguirás encontrando a Dios en el pan de cada tarde de domingo
Yo, lo seguiré buscando en los suburbios de ciudades
Desconocidas.

En Bagdad entre cadáveres ausentes por el hambre de los tiranos
O en una calle de Lima junto a los vendedores de ketes
Junto a los morenos que cargan el anda del Señor de los
Milagros.

En las balas fratricidas del camarada Javier, en su pecho,
En sus manos

O en una quebrada en Bolivia donde cayó Ernesto
Guevara
Cuando los siglos eran limpios
Y los batracios reinaban el agua que hoy bebemos con dulzura
En esta sed espantosa que nos hace llorar.

Tú caminarás Karim por valles de asfalto cada vez más tristes
Entre luces de Neón hasta llegar a tu trabajo
En alguna farmacia en donde vendan aspirinas y
Decadrón
Y te acordarás que te gustaba el otoño por sus flores
Secas que el viento mecía.

Te acordarás que a las cuatro de la tarde de un día de diciembre
Vimos a un muerto envuelto en una bandera azul,
Que la gente daba vivas porque decían que no había
Muerto

Aunque sabíamos que su ataúd era su última ausencia.
Después que otros otoños nos hayan golpeado
Cuando descubras que tu hijos tienen otros nombres
Y que vives en otra ciudad
Te olvidarás que una tarde cualquiera enjugaste mi llanto
Sentada a una banca a la que nunca volverás
Con esa sonrisa de niña que juega a media mañana
Con una flor seca que ya nunca más tendrás.

Yo para entonces me habré llenado de años
Quizás otros caminos me hayan devuelto al silencio
Ya no podré gritar que te amo
Ya nadie murmurará lo que siento.

Quizás para ese tiempo sólo tu recuerdo me llame
Y me encontrará escribiendo la historia de Karim.
En un rincón de la casa mientras mis hijos duerman
Y las estrellas de un recuerdo me digan distantes
Tu nombre…. Karim, karim.