lunes, febrero 19, 2007

PARA ACABAR CON LA TRISTEZA DEN DOS MINUTOS






Por las mañanas cruzo la ciudad contando los volkswagen estacionados frente al hospital.

Esta mañana ni eso me ha entretenido, ni las piernas de la enfermera
Que a las siete puntual atraviesa la avenida.
Germán es un fetiche en el centro de las bodegas con olor a golosinas,
Bodegas inútiles porque nadie puede comprar más de dos panes diarios.
Cristian ha vuelto desde la noche con el colirio en el bolsillo interior de su alma
Y el último cuadro que no pintará le ha cruzado en la calle cara a cara.

El autobús repleto de hojas de geranio, intenta engañar a la vida cada vez menos amarga, pero menos dulce.
Se va simplificando el todo hasta la nada.
Nuestros años nos jalan del cuello hasta llegar en claro a la niñez
Otra vez,
Sin pelo con lentes sin las cosas aprendidas en la vida,
Más estúpidos que a los veinte cuando conversábamos del mañana.
Hoy hablamos más de ayer
Cristian, la danza de las horas una noche en carnaval cuando la lluvia era tenue en nuestra risa.
Después las tardes fueron devorándose como polillas el libro viejo de nuestras caminatas a la luna,
Buscando bares en la orilla de la ciudad para no ser descubiertos mas que por nuestra conciencia.
Hasta que un día decidimos ser marineros y nos lanzamos al agua en un bote tierno de madera
Y nuestra tarde encalló.
Pero llegamos a la orilla cuando el sol quemaba menos que este otoño
Y la laguna de agua turbia arruinó nuestras carreras de almirantes para siempre.
Quedamos desterrados para siempre de ese nuestro mar.

A Germán le hubiera gustado enamorarse de las tardes más largas de la avenida,
Él siempre amo las primaveras y las golondrinas,
Pero ha preferido mirar su niñez en un espejo pequeñito en la pared a cientos de kilómetros.
Y Sartré, Nietzsche, Bunge que tanto lo desvelaron en su alcoba,
ya no han vuelto a buscarlo como antes para caminar por el malecón
y fumarse un cigarrillo.
También ellos se han vuelto viejos, también a ellos se les ha caído el pelo

Y también a ellos los busca menos gente para salir a caminar y ser felices.

viernes, febrero 09, 2007

La dimensión de un sueño




Voy buscándote entre avenidas cada vez más llenas
Nutridas de sudor y escarabajos aplastados
Llenas de polillas con perfumes de galonera.

De pronto un autobús
Se detiene para abrirse y dejar bajar a dos mujeres
Como cualquier cosa
Desde las ventanas turbias un hombre mira a la más grande
Con deseo
Con ese deseo
Que tengo por encontrarte

Dan las dos de la mañana
Y las sábanas de mi cama se vuelven frías
Parece que tu ausencia
Ha empezado a deshabitarlas con mi insomnio
Un libro cae al suelo
Haciendo un ruido hostil para las hormigas rezagadas
Que no llegaron a casa
Y dormitan junto a las patas de mi cama

El televisor murmura
Un programa de evangelistas dementes

Mis ojos cerrados te encuentran en la dimensión de mis sueños
De mi vigilia ya no queda nada.