domingo, junio 11, 2006

LA BALADA DE LOS INSECTOS



I


Nos robaron los ojos
Mientras dormíamos
Y los arrojaron a un lago.

Nos robaron la palabra
Y empedraron calles y avenidas
Con los cráneos del otoño.

No nos dijeron nada
Simplemente
Las enredaderas treparon nuestras gargantas
Y bandadas de palomas nos trajeron la noticia.

¡Y cómo creer en la resurrección!
Si ni siquiera nos sabíamos muertos
Hasta que el perfume de los geranios
Llamó a nuestras tumbas.

Nos robaron la tarde
Y mil palomas sucumbieron en el vuelo.




II


Desterrados estamos
En nuestra propia tierra,
Y el otoño
Ya no sabe igual
Al otoño del ayer
En que sentados a la mesa
Éramos todos felices
Y después;
De nuestras manos humanamente tibias
Brotaban historias larguísimas.


Hoy las batallas nos aguardan
Tras los verdes helechos
A donde la luz de las lámparas
No puede alcanzarnos


Y
Si
Llegaren a matarnos,
A arrancar nuestros dientes
Y nuestros ojos
Volveremos en la noche
Cuando estén dormidos
Simulando ser arañas
Con los ojos grises
A terminar de ver crecer los enjambres
Y ver caer las torres
Como cae hoy la sombra
En esta tarde de silencios.

Volveremos con el otoño
Simulando ser el viento en la batalla



III


Ha llegado la hora
Este es el momento
Mariposas amarillas nos aguardan
Para llevar nuestros cadáveres al cielo.

No te rías hermano,
Hay espuma más allá de los cristales,
Donde los anfibios
Aguardan nuestra victoria.
Allí
Donde mil escarabajos sucumbieron sin batalla

Ha llegado la hora de enterrar amores
Para vivir dignamente.
Nuestras risas al final de la batalla
Coronarán la angustia
De las madres.

No puedo decir más
A esta hora en que se ha marchitado
El corazón del mundo.



IV


Mañana moriremos
Y partiremos
Sin habernos despedido.

Por eso es preferible
Tomar una taza de cedrón
/Hoy
Aún que queda tiempo /

Y
Fumarse un cigarrillo
En una esquina,
Mañana moriremos
Y el silencio
Saboreará nuestros huesos
Blancos.

Iremos todos
Sin sonrisa,
Sólo los insectos fecundarán
Nuestra carne muerta,
Sólo ausencias volando,
Sólo insectos solitarios
Y
Nuestras batallas cotidianas
Morirán como las rosas.


V


Después dirán que fue mentira,
Que fue falso
Y
No
Comprenderán
Nada.

Cuando amanezca
Caerán las torres y arderá el crepúsculo.
Volverán los años viejos
Y las estrellas de nuevo
Brillarán en las frentes
/como ayer/
Resucitarán nuestros muertos a combatir
Y sus huesos serán
Los candelabros
De la llama eterna de la libertad.




VI



Lo llamaron de todo
Le dijeron cerdo,
Le dijeron perro,
Le dijeron las cosas que él nuca
Hubiera querido que le dijeran.
Pero le dijeron tantas cosas
Y,
Quien pensaría después
Quien iba a imaginar siquiera
Que en el día del holocausto volaría hacia la luz eterna.






VII


Era un insecto común
De aquellos que viven en la oscuridad
Frágil,
Pensativo,
De grandes alas
Y silencios eternos.
Diríase que era, en fin,
Un insecto sin mayor rareza,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto,
Un insecto solamente
Hasta que una mañana aprendió a volar
Y fue luz,
Agua,
Esperanza
Aprendió a pensar,
Aprendió un himno,
Y un día anfibios cazadores
Capturaron sus sueños,
Arrancaron sus alas una a una,
Arrancaron sus patas una a una,
Le extirparon sus ojos
Y el insecto hecho silencio
Partió a dimensiones celestes.
VIII



Luciérnagas
Enciendan sus luces.

Ha llegado la hora
De incendiar las auroras
/los ojos del ayer
No tuvieron tiempo suficiente
Para verlo/
Vayan despacio,
Vayan,
No hay tiempo
Para las despedidas,
Al final
La eternidad observará nuestra marcha
Los hombres
Son hombres
Viviendo como hombres
Y diariamente
Morimos;
Salgan por los ojos,
Mudos
Afuera el aire
De un nuevo día
Aguarda.
Ustedes se preguntarán
A donde fueron todos
Yo mismo me pregunto
Y nadie me responde,
Dejen sus guaridas
Que las rosas aguardan el retorno
Y el
Fin del tiempo
De nuestro destierro.

Las estrellas y la hierba
Tejen el destino final
Más allá
Cuando las copas vacías del silencio
Se quiebren
Empezaremos otra vez
Trepando
Enredaderas
A los balcones azules
Que nunca conocimos.



IX


Las arañas sucumbieron
En el campo de batalla,
Sus cadáveres quedaron en las retinas
De los reptiles
Y
La muerte
Fue feliz.



X



No fue ayer,
Fue un día lejano
En que el otoño mecía penas tristemente
Y sus ojos transparentes
Atraparon sus gemidos.
Arañas tristes,
Arañas tan tristes
Arañas eternamente tristes.
Mis dientes saborearon su tristeza,
Su llanto helado
Muriendo entre la tarde
Ahora me doy cuenta
Y
Me
Arrepiento
De haber sido hombre
Y no un insecto
Y no una araña
Y no un silencio.
Cuando la noche calla
Y nadie murmura
Las arañas se descuelgan del infinito
Con sus ojos huecos
A ver morir la ausencia
Silenciosa de la balada.



XI



Si
Después
No queda nada,
Si
Después
Los reptiles
Atraviesan nuestros cráneos
Con un dardo envenenado,
Las sombras
De nuestros cuerpos muertos
Fecundarán los huevos sepultados
Y
Aún
La sombra misma
Renacerá
Y nuestras tumbas
Harán crecer los verdes helechos,
Infinitos
En los que anidarán todas las aves,
Helechos
Tejiendo esperanzas,
Helechos
Surcando nuestro sueño,
Helechos
Eternos
Que brotan
Con la primera lágrima de un niño
Que a mitad de la noche
Llora de hambre.




XII



Las calles vacías
Y el otoño golpeando las ventanas,
El ayer intacto
Los grandes árboles detenidos

/ El campo de batalla
Es un obelisco de silencio/

Dos insectos hacen el amor
En el durazno
Y sus enormes sombras
Son dos monstruos
Devorándose la tarde.
Sus ojos de lechuza
Saben que su tiempo
Es infinito
Aunque antes de media hora
Tengan que morir eternamente




XIII


Fecundado el pensamiento
Los escarabajos cargaron sus huevos al destierro
Y la vida se fecundó en los rincones
En el castillo transparente
De unas redes plateadas.

Hasta allí llego una tarde
La noticia trágica del deicidio.

La libélula celeste
Había muerto inútilmente.

Sus grandes ojos
Fueron secuestrados por los anfibios,
Filudas lanzas venenosas
Cortaron su cuerpo
Al final la tierra saboreó
El dulce sueño de su cuerpo
Y una balada azul de insectos
Hacía círculos mágicos sobre su tumba.





XIV


La ventana sola
Y la vida afuera detenida.
Consumido el último cartucho
Y la pena humeante
La vida escapaba en alas hasta el cielo

Hasta
El
Cielo



XV


Me crecieron alas una mañana
Y vi mis ojos enormes
Buscando el verde de la vida,
Me di cuenta
Entonces...
Que una melodía me llamaba
Como un canto de sirena
Llegó la hora de la despedida
Afuera nos aguarda la esperanza
Y
En
El alma
Un
Quejido.
Hondo
H
O
N
D
O
.



XVI


Fue en abril
Cuando cayó en las redes enemigas,.

Fue en abril
Y
Su
Retorno
Se hizo imposible,
Juan nadie había sido herido
Y junto a él
Pedro el herrero,
Abatidos
Por escalar un sueño.

Luego enterraron sus ojos en un pozo lejano
Y en otro más distante
Su corazón
Para que no retoñe nunca.

Su lengua fue arrancada
Para que nunca se oigan sus himnos
Y mutilaron su cuerpo.

Fue en abril,
En abril fue

Que se lo llevaron mil mariposas
En sus alas,
Fue en abril cuando la libélula perdió
Sus grandes ojos, transparentes,
Cuando arrancaron sus alas
Y un poco de vida
Como si con ello
No pudieran ver
Como si con ello
Ya no pudieran volar
(Es inexacta toda dialéctica
Con los insectos)

Han sonado los clarines
Ha empezado la batalla.

No hay comentarios.: