lunes, octubre 03, 2011

Desahogo


He vuelto a recordarte para no olvidar que los días al final son un cúmulo de lamentos que se juntan unos sobre otros.

Para darme cuenta que ha sido inútil la vida todos estos días que me hundí en un pozo de fango sin tus manos con las mías.

Hacía tiempo que me había caído y  llorar por las noches ya no era suficiente.

Solo hay ganas de llorar al volver a ver el camino que recorrimos todo este tiempo.

Atrás quedaron nuestros juegos de cocina, los experimentos para servirlos después en medio del silencio de la casa.

Y esa casa sin construir con sus ventanas en los sueños.

Hoy las moscas recorren la soledad de esos domingos, de nuestros cuerpos distantes,
De ese silencio cada vez más grande, como esta pena que se ahoga en esta tarde que se acerca la hora de partir a donde no encontraré a nadie.

Hubiera querido que nunca llegara esa botella que acabó ahogándome y destruyendo para siempre las ganas de vivir que tú me dabas.

Esta vez no hay nada que decir, tantas veces llega el río al mar que acaba ahogándose,
Esta vez no habrá más palabras, porque te amo aunque el viento no te haga llegar nunca más mis palabras,

Aunque nunca llegue mi voz hasta tu playa para decirte como antes que estoy muy triste y que estoy llorando...

viernes, agosto 05, 2011

Las mujeres y los payasos se pintan la cara,




Las mujeres y los payasos se pintan la cara,
También los mimos,
Los que quieren ser otros y no ser los mismos,
Ocultar una pena y jugar a ser felices.

Pintarse la cara es mejor que cubrirla,
Las líneas viejas o felices no se pierden
Solo se cubren bajo una capa suave de pintura
Que no oculta el llanto ni la pena.

Las mujeres y los payasos se pintan la cara
Y la noche se cubre de escarcha
Para disimular su pena,
La sombra modifica las profundas grietas del alma
Ahí donde perece el grito mudo del mimo.

El payaso llora en el fondo y la mujer llora mientras plancha,
Sala su llanto la merienda diaria y su pena no acaba.

La pintura es solo una piel que nada disfraza,
Las penas son penas y crecen desde el alma,
Las lágrimas la lavan cuando se despeñan por sus mejillas
Y dejan la huella clara de una tristeza guardada.

domingo, julio 03, 2011

Pan de la tarde


Mi abuela tiene una mirada cada día más triste,
Ya no es la mujer que molía en el batán a las cinco de la mañana
Para darnos de desayunar un caldo verde,
Ella hace mucho que olvidó el rostro de mucha gente,
Empezó por olvidar cosas pequeñas,
Como dónde dejó el crochet o si había tomado su lonche.
Después siguió olvidando
Cosas cada vez más complejas, no por eso importantes.
Una tarde olvidó que el abuelo había muerto
Y quería revivirlo en su recuerdo con historias sobre él,
Hablaba de sus cabellos, de sus trajes formidables,
De sus más íntimas tristezas.
Mi abuela ha empezado a caminar cada vez menos por la casa,
Y ha empezado a olvidar más y a recordar menos.

Es mejor olvidar que llorar.

Y eso en el fondo es un consuelo.
No es bueno ser el último habitante de un mundo que ya no existe.
Un día olvidó su nombre, olvidó que era Doña Juana
Y despertó pensando que era Adelaida, su madre,
Creyó haber escuchado que la llamaban en la vieja casa cerca a la plaza,
Esa que tenía un horno y una vieja portada.
Despertó molesta porque no recordaba si ya habían ordeñado las vacas,
Después volvió a dormirse y despertó siendo ella.
Caminó por la sala y se dio cuenta que la vida ya no era la misma,
La lluvia… ya no tenía un nombre como antes
Y el frío era solo una sombra del que ella sentía en su niñez.
La lluvia mojaba pero nada más
Y los nietos llegábamos a la casa para verla y nada más.
Había dejado de escuchar como antes,
Sus pasos se han hecho más lentos,
Sus ojos se han aguado, su mirada busca en todas partes sin saber una razón exacta.
El canto de las palomas ya no atrae su atención y el rumor de un gorrión herido la incomoda.
Es terrible ser el último habitante de un mundo al que ya no se pertenece y ella lo sabe,
Por eso cada tarde mira al cielo esperando la mano que la tome y dice que la vida es muy triste cuando se envejece y se esta sola,
Mientras una lágrima se despeña por su mejilla y los carros pasan inmóviles cruzando la avenida.
Más lejos llega el rumor de un panadero que anuncia que el pan ha llegado aunque no haya acompañantes para yantar esa mesa.
Mi abuela solo llora.

jueves, febrero 10, 2011

Tras de la ventana


Sentado, mirando desde la ventana de mi oficina, de esa oficina inexistente, desde este balcón que pocas veces se abre como el viejo balcón de mi habitación al que pocas veces me asomo. Apenas puede verse la existencia de días vacíos en un puñado de días difusos. Difusos como el recuerdo de una borrachera, del recuerdo de un ebrio al que a nadie fastidia.

Mirando la infancia rota y perdida entre los jardines de un jardín hoy desconocido, mirando también otras infancias como muñecas caídas, sin manos y sin pies, sin ojos, heridas de muertes sobre la hierba seca de unos amores que ya no están y que a veces aparecen como estrellas fugaces preguntando por mí, para abrazarme, tocarme, robarme un beso y decirme adiós.

Nada es fácil a la mitad de la vida, cuando todo parece diluirse sin explicación, cuando una ráfaga de pena se ha llevado el último grito de felicidad, cuando han venido de nuevo a buscarte las sombras temibles del ayer.

Los últimos años se van por una calle sin mí, oigo sus pasos pero no los puedo ver.

lunes, enero 17, 2011

Tú también...


Tú también le pusiste alas a la noche
Y te marchaste a un lugar oscuro con un hombre al que creías amar
Te alejaste de mí
Y yo dormía en el mundo de tu ausencia
Agónico
Aterido a la distancia de tu cuerpo que se desnudaba sobre mi angustia.

Tú también, como ellas
Esas otras que se arrancaron mis alas y llenaron mi cuerpo de alfileres para clavarme en la pared.
Creíste que te amaban en la soledad de esa noche
Entre paredes largas y frías
Entre el murmullo de las horas cuando caen como la lluvia
Y cuando entraron en tu alma
Cerraste los ojos para pensar en mí.

Tú también, como todas,
Me engañaste una noche para apagar tu soledad
Y hoy estás más sola todavía.