lunes, julio 26, 2010

Asiento 36

Me había enamorado de su rostro
De su mirada limpia que parecía una lluvia de invierno.

Yo había nacido en un pueblo de inviernos
Todos los demás pueblos del mundo tenían uno cada año,
Pero este tenía cuatro,
Por los techos de sus casas,
El agua se deslizaba como cataratas.
Todo ello hizo que la empezara a amar.

Un día descubrí que no había más inviernos,
Que los días eran papeles arrugados en el fondo de un bolsillo roto.
Que había pasado mis días contando las estrellas inútilmente.

Pero nosotros teníamos una vida
Habíamos construido una casa de barro que alimentamos con nuestros sueños,
Un jardín celeste en el que crecían flores azules.

Y teníamos una fuente
A donde se acercaban a beber los gorriones cada día.

Un día tuve que tomar un autobús
Y dejarlo todo
Dejar su amor en medio de la casa
Unos papeles que apenas hoy recuerdo
Y los pasos que una vez me llevaron hasta su lado.

Hoy que es de noche la recuerdo…
Y me acuerdo de los inviernos, del bus y de su adiós a las cinco y treinta de la mañana.
Después yo crucé la plaza

Unos perros me ladraban distantes y hacía mucho frío en la madrugada.
Cuando subí al bus me dieron el asiento 36

Hoy prefiero caminar, sin pensar en los inviernos,
Sin viajar en autobús
Y sin pensar en que alguna vez la amé
Prefiero que la ventisca de la tarde me devore.
A recordar su rostro esa mañana pidiéndome que me marche.

Pero ese día...
Después que crucé la plaza

Sentía un frío infinito
Los ladridos de los perros me daban más frío todavía
Y la luna redondamentellena iluminaba un camino lleno de papeles
Y de marcas diferentes
De cigarrillos, de chocolates, de galletas.

Yo caminaba como una sombra
Sin hacer ruido
Y en el suelo se reflejaba mi cuerpo y mi bufanda,
Una bufanda tejida
Que una vez me obsequió mi madre
Y yo sentía que los dos fuimos echados de esa casa

Que los dos caminábamos en medio de esa soledad de madrugada.
Que los dos fuimos echados por esa mujer que amé hasta esa mañana

/pero claro
Mi madre no estaba conmigo
Pero si la bufanda
Con sus sueños tejidos
Enredada en mi cuello/.

Otras veces había sentido frío interior
Pero esta vez era diferente
Sentía un frío en el alma
Que me dolía

Hasta que finalmente me dieron el asiento 36 del bus
Y me senté
Me acurruqué junto a la ventanilla

Y miré las luces anaranjadas de la calle
Y lloré en silencio
Y me quedé dormido
Y soñé que mis lágrimas no eran mías

Que era la lluvia que caía
Dormí, dormí y hacía mucho frío.