lunes, marzo 19, 2012

La niña que lanzaba piedritas del cielo



Tú te convertiste en breve tiempo en la mujer que me dio un nuevo despertar.

Antes te había visto, cuando el tiempo aun no llegaba y yo veía por los ojos de la tarde como el viento de los días te llevaba de mi lado.

Una barca azul hecha de piedras de caminos, estábamos tan cerca y nunca nos vimos.

Vivíamos a unos pasos de nuestra soledad humana, esa que no se rompe con las horas ni con nada.

Hubo que escribir en los diarios para empezar a buscarnos sin saberlo y encontrarnos sin saberlo.

Así fue, llegamos para encontrarnos a la mitad de nuestras vidas, para gastar la otra mitad, esa otra mitad que ya de nada servía sin el tiempo restante de otoños venideros.

Habíamos buscado en la desolación el silencio de las tardes para ser felices...


/Una vieja casa de madera nos había visto hace años con sus ventanas transparentes pasar cuando éramos niños y otras manos tomaban las nuestras por caminos diferentes/

Y estábamos tan cerca del cielo, debe ser por eso

Que esa noche una niña lanzaba piedritas del cielo para hacernos reír.

Hoy la misma niña lanza piedritas desde nuestra tarde para oír su voz,

Aquella que una noche hoy lejana nos llamaba sin saber que había llegado la hora de empezarnos a amar.